“―Ve a llamar a
tu esposo, y vuelve acá —le dijo Jesús.
―No tengo esposo —respondió la mujer.
―Bien has dicho
que no tienes esposo. Es cierto que has tenido cinco, y el que ahora tienes no
es tu esposo. En esto has dicho la verdad.” Juan 4:16-18
La
conversación seguía y ahora el Señor Jesús le pidió a la samaritana para que
llamara al marido, de ese modo Él quería confrontarse con su pecado. Su
intención no era juzgarla ni condenarla, sino que ella tomara conciencia de su
error. Nosotros no podemos arrepentirnos mientras que no reconozcamos nuestro
pecado. A veces Dios precisa colocar el dedo en nuestra herida para que podamos
observar nuestra propia realidad y condición espirituales.
Piense
ahora en aquello que Dios ha confrontado, ya sea su orgullo, rebeldía, mal
genio, mentira, o lo que sea, no tenga miedo de lo que pueda descubrir en su
interior, sino propóngase a abandonar eso para siempre. Sólo así podrá recibir
lo que está buscando en este Ayuno de Daniel, el Espíritu Santo.
El Señor
Jesús desea sinceridad, Dios quiere oír de su boca lo que hay dentro de usted,
por más que Él ya sepa. Fue lo que hizo con aquella mujer y ella fue sincera en
su respuesta.
Jesús nos
confronta para salvarnos, Él nunca la confrontará de forma acusadora, para
oprimirla, pero sí lo hará siempre mostrando la solución con amor y dándole Su
perdón. Quien hace el papel de acusador es el diablo, que le acusa y causa
perturbación y angustia en su interior.
Sea
sincera con Dios y tengo certeza que Él traerá la paz que usted necesita en su
interior.
Lea los
artículos anteriores sobre este pasaje:
-
El agua
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comentario contando su experiencia.
1 comments:
Gracias por este mensaje Dios las bendiga Siempre y les de Fuerza y mucha sabiduría espiritual para guiarnos y ayudarnos a estar en la fe!!
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