martes, 14 de febrero de 2017

El pedido



“Sus discípulos habían ido al pueblo a comprar comida. En eso llegó a sacar agua una mujer de Samaria, y Jesús le dijo:
―Dame un poco de agua.
Pero, como los judíos no usan nada en común[a] con los samaritanos, la mujer le respondió:
―¿Cómo se te ocurre pedirme agua, si tú eres judío y yo soy samaritana?
―Si supieras lo que Dios puede dar, y conocieras al que te está pidiendo agua —contestó Jesús—, tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua que da vida.”  Juan 4:7-10

El Señor Jesús le pidió a la samaritana un poco de agua, pero Él estaba dispuesto a darle a ella algo inmensamente mayor: la vida eterna. Él siempre quiere darnos lo mejor, pero no todos están dispuestos a entregarse a Él por entero.
Jesús mostró para esa mujer que ella necesitaba urgentemente de esa agua, pues su vida era infeliz. En realidad nadie puede ser feliz sin el Espíritu Santo.
Cuántos son aquellos que poseen bienes, familia, muchos amigos, pero su alma continúa vacía e insatisfecha, les falta el Agua viva, la Salvación.
Sepa que todos los sacrificios que usted pueda hacer y a todo lo que tenga que renunciar, no son nada delante de aquello que usted recibirá, el Espíritu Santo.
Entonces no piense que está haciendo mucho al dar toda su vida, pues lo que recibirá es con certeza mucho mayor.
¿Su vida está sin forma y vacía? Pida al Espíritu Santo que Dios se lo dará, ¿no fue eso lo que Jesús le dijo a la samaritana “—, tú le habrías pedido a él, y él te habría dado”?, haga el pedido y Él le dará ¿Usted cree?
Lea el artículo anterior sobre el estudio de este pasaje de la Mujer Samaritana: El encuentro.
¡Seguimos con este estudio!


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