¿Ustedes
sabían que del punto de vista psicológico, las mujeres son más perceptivas que
los hombres? Ellas detectan más fácilmente los cambios de comportamiento,
perciben las cosas con más facilidad.
Esto tiene
sus ventajas, pues les da la oportunidad de actuar de forma rápida y prevenir
ciertas situaciones.
Las mujeres
tiene una gran habilidad de sintonizar los sentimientos y de percibir la
diferencia entre lo que las personas hablan y lo que ellas realmente quieren
decir, o sea nosotras captamos todo, o eso pensamos.
Podría hasta
decir que nosotras nos damos cuenta cuando alguien hablar sólo para agradar,
cuando no le quieren cerca, cuando la amiga está con problemas aún sin que ella
diga nada, cuando le dicen una cosa queriendo decir otra, jajaj eso parece
complicado, pero nosotras mujeres entendemos todo esto ¿no es así?
Parece muy
bueno todo este “poder”, si por detrás de todo esto no existiese también un
peligro. El peligro de juzgar o que no sabemos en realidad, incluyendo las
intenciones de las personas.
Adquirimos
las informaciones, interpretamos y organizamos según nuestros pensamientos y
experiencias, lo que quiere decir que no siempre estará de acuerdo con la
realidad.
Sabemos que
el único capaz de conocer las intenciones del corazón es Dios, pero ¿cuántas
veces nosotras queremos juzgar las intenciones de los demás?
Nos dejamos
llevar por esa tal capacidad que tenemos de percepción y queremos determinar si
la intención de la persona fue buena o mala, sin darnos cuenta que no tenemos
ese poder, solamente Dios.
Esto fue algo
que Dios me mostró en 2014 y he estado atenta para no cometer tal cosa.
Todas nos
sentimos mal cuando hacemos algo con buena intención y los demás piensan que
fuimos mal intencionados, pero quedamos en paz porque sabemos que Dios conoce
la real intención.
Ahora imagine
si cometemos eso con las personas a nuestro alrededor ¿Cuántas veces ya nos
engañamos? ¿No es verdad?
Cuidemos, pues querer juzgar la intención del corazón de
otra persona es de más. Por eso Dios no nos dio el poder para juzgar, eso le
cabe sólo a Él, que es el único capaz de juzgar con completa justicia y
conocimiento total de actitudes e intenciones del corazón.
“Por lo tanto, no juzguen nada antes de
tiempo; esperen hasta que venga el Señor. Él sacará a la luz lo que está oculto
en la oscuridad y pondrá al descubierto las intenciones de cada corazón.
Entonces cada uno recibirá de Dios la alabanza que le corresponda.” 1 Corintios
4:5
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