sábado, 28 de febrero de 2015

Percepciones


¿Ustedes sabían que del punto de vista psicológico, las mujeres son más perceptivas que los hombres? Ellas detectan más fácilmente los cambios de comportamiento, perciben las cosas con más facilidad.
Esto tiene sus ventajas, pues les da la oportunidad de actuar de forma rápida y prevenir ciertas situaciones.
Las mujeres tiene una gran habilidad de sintonizar los sentimientos y de percibir la diferencia entre lo que las personas hablan y lo que ellas realmente quieren decir, o sea nosotras captamos todo, o eso pensamos.
Podría hasta decir que nosotras nos damos cuenta cuando alguien hablar sólo para agradar, cuando no le quieren cerca, cuando la amiga está con problemas aún sin que ella diga nada, cuando le dicen una cosa queriendo decir otra, jajaj eso parece complicado, pero nosotras mujeres entendemos todo esto ¿no es así?
Parece muy bueno todo este “poder”, si por detrás de todo esto no existiese también un peligro. El peligro de juzgar o que no sabemos en realidad, incluyendo las intenciones de las personas.
Adquirimos las informaciones, interpretamos y organizamos según nuestros pensamientos y experiencias, lo que quiere decir que no siempre estará de acuerdo con la realidad.
Sabemos que el único capaz de conocer las intenciones del corazón es Dios, pero ¿cuántas veces nosotras queremos juzgar las intenciones de los demás?
Nos dejamos llevar por esa tal capacidad que tenemos de percepción y queremos determinar si la intención de la persona fue buena o mala, sin darnos cuenta que no tenemos ese poder, solamente Dios.
Esto fue algo que Dios me mostró en 2014 y he estado atenta para no cometer tal cosa.

Todas nos sentimos mal cuando hacemos algo con buena intención y los demás piensan que fuimos mal intencionados, pero quedamos en paz porque sabemos que Dios conoce la real intención.
Ahora imagine si cometemos eso con las personas a nuestro alrededor ¿Cuántas veces ya nos engañamos? ¿No es verdad?
Cuidemos,  pues querer juzgar la intención del corazón de otra persona es de más. Por eso Dios no nos dio el poder para juzgar, eso le cabe sólo a Él, que es el único capaz de juzgar con completa justicia y conocimiento total de actitudes e intenciones del corazón.

“Por lo tanto, no juzguen nada antes de tiempo; esperen hasta que venga el Señor. Él sacará a la luz lo que está oculto en la oscuridad y pondrá al descubierto las intenciones de cada corazón. Entonces cada uno recibirá de Dios la alabanza que le corresponda.” 1 Corintios 4:5




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