Hola queridas amigas, ¿como están? Ya se nos acerca
el fin de año, ¿verdad? Aprovechemos esos últimos días para hacer una reflexión
de nuestras vidas para arreglar lo que necesita ser arreglado y así, empezar el
nuevo año bien con Dios.
Hoy escribiré sobre algo que pasó conmigo hace unos
años atrás. Me recuerdo de un día, en que participaba de un servicio de
miércoles en la Iglesia, cuando de repente, un ruido asustador empezó a sonar
en las cajas de sonido. Eran los gritos del infierno ¿Recuerdan aquel
experimento que unos estudiosos hicieron, en donde ellos pusieron un micrófono
adentro de un volcán y pudieron grabar unos sonidos asustadores que parecían
personas gritando en el infierno? Pues así es amigas, esos fueron los sonidos
que escuché en aquel servicio. Sí, yo era una niña, la hija del pastor,
participaba de todos los servicios, y aún así no tuve en aquel momento la
certeza de que si yo me muriese allí, iba para el cielo. Confieso que me quedé
con miedo ese día. Miedo de morir e ir para el infierno. A mí no me gustaba
participar de los servicios de miércoles en la Iglesia, porque las predicas
siempre eran de salvación, la venida de Jesús, arrebatamiento y gran
tribulación. Yo tenía miedo de oír sobre esas cosas pues no tenía certeza para
donde iba a ir. Leer el Apocalipsis era una misión imposible para mí. Yo no
quería saber sobre la venida de Jesús, el miedo me consumía. Ir para el
infierno me daba mucho miedo.
Así es amigas, fue ese miedo que me hizo tomar la
decisión de entregarme para Jesús. El miedo del Infierno, miedo de vivir con el
diablo. Ese miedo me llevó a tener temor para con las cosas de Dios, a llevar
en serio la salvación, a poner atención cuando el pastor o mi papá predicaban,
pues yo quería saber qué tenía que hacer para ser salva. Fue así que aprendí a
buscar con sed el Espíritu Santo, a luchar para cambiar mi carácter, a
entregarme más para Jesús, a servir a Dios de verdad, fue ese miedo que me dio
aquel empujón y reconocer que de verdad existe un infierno y un cielo y son mis
actitudes de hoy que decidirán mi futuro.
Sabe amigas, un día paré y comencé a pensar sobre
eso. Imaginé el cielo y el infierno ¿Ustedes ya tuvieron esa experiencia? Si
no, yo te recomiendo que lo hagas hoy mismo. Pare unos minutitos e imagine el
cielo: un lugar perfecto, limpio, lindo, brillante, lleno de paz, de lindos
colores, piedras preciosas, un padre amoroso que te espera de brazos abiertos
para darte un abrazo apretado y darte la bienvenida; ¡un lugar con todo lo
bueno! Ahh, que maravilla será el día en que encontraremos a nuestro amado
Señor, espero ansiosa por ese día. Ahora, imagine lo contrario: un lugar
oscuro, apestoso, inmundo, lleno de gusanos, personas gritando de dolor,
insectos gigantes y lo peor, el dolor del arrepentimiento, de saber que un día
tuvo la oportunidad de estar en el cielo y no fue, porque quiso hacer su
voluntad en la tierra, porque no valoró su salvación. Imagine todos los días
por toda la eternidad, recordarse que podría estar en el mejor lugar que existe
y no estas. Imaginen eso amigas… Y ahora
yo les preguntó: ¿Será que una mentira, un mal carácter, malicia, malos ojos,
malos pensamientos, pecados y etc. valen más que su salvación? ¿Usted va a
perder la oportunidad de vivir con Jesús por cosas tan insignificantes? ¿Usted
no tiene miedo de ir para el infierno? Piensen en eso amigas y lean conmigo
este versículo: “ Y no
temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; más bien temed
a aquel que puede hacer perecer
tanto el alma como el cuerpo en el infierno.” Mateo 10:28.
Mediten en eso amigas y vamos empezar 2015 diferente:
¡enfocadas en nuestra salvación! Que Dios me las bendiga mucho. Many kisses y
hasta la semana que viene.
Juliana Furucho
1 comments:
¡QUE BUEN MIEDO!, ÉSTE NOS AYUDA A MANTENER UNA VIDA DE MUCHA VIGILANCIA... DEL TEMOR EN AGRADAR AL SEÑOR JESÚS... ÚLTIMAMENTE HE PENSADO MUCHO EN ÉSTE TEMA... DIOS HABLÓ CONMIGO...
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