Como prometí la semana pasada en el post “lo que
más te molesta”, hoy hablaremos de dos complejos y de cómo los vencí.
Bueno, yo era una niña normal y
feliz, siempre fui flaca pero no pensaba eso, mi mamá me arreglaba siempre como
mejor le parecía y siempre creía que estaba linda, jiji, no tenia problemas con
mi apariencia.
Hasta que fui adolescente, en
ese período comencé a comparar mi cuerpo con el de las demás chicas de mi edad
y fue cuando inicié mi ¡proceso de
búsqueda de defectos!
El cuerpo de ellas se
desarrollaba más que el mío, yo no tenía ningún defecto físico, apenas era
flaca, pero a partir de ese momento comencé a mirarme con malos ojos y a creer
que era fea y menos desarrollada, no entendía porque.
Tenía vergüenza de mis piernas
finas, no me gustaba usar faldas o shorts, creía que los huesos de la clavícula
eran muy puntiagudos. A partir de ahí comencé a darle trabajo a mi madre en el
momento de las compras, lo que en el pasado era un placer, se tornó una
pesadilla, corría por todos los negocios y no encontraba ropa que me quedara
bien, y miren queridas que yo hacia a mi madre caminar, jaja pobrecita.
Yo hasta tenía ropa más bonita
que la de mis amigas, pero eso no me alegraba, yo quería tener el cuerpo que
ellas tenían.
No me cansaba de buscar
defectos, hasta que las personas elogiaban en mi lo que yo creía que era feo,
las personas siempre me decían “que ojos lindos, tan grandes y expresivos” y yo
pensaba, “detesto mis ojos saltones”, el diablo distorsionaba todo en mi mente.
No servía que mis familiares hablaran lo contrario, esa como yo pensaba y
punto, ellos eran los equivocados, pensaba que hablaban para agradarme, pero
todo era mentira.
Eso me hacía sentir inferior a
las demás chicas, no gustaba de mi misma, no me aceptaba como era y ahí estaba
mi gran problema.
Los complejos trajeron otras
cosas, quedaba triste, insegura, ¡y a veces hasta lloraba!
Al llegar a la iglesia a los 16
años, fui escuchando las enseñanzas, y con el tiempo comencé a mirarme de otra
manera.
A decir verdad, comencé a
enfocarme más en mi interior y mi foco no era más mi cuerpo.
Cuando yo me acepté, me amé como
era, aprendí que no soy una costra, entonces dejé de tener malos ojos con mi
apariencia.
Yo seguía siendo flaca, pero ya
no me comparaba con nadie, aprendí a valorizarme, a ser más confiada.
Lo que Dios me daba iba más allá
de todo eso, que simplemente me rechazaba y no me quería. Ahora todo tenía un
nuevo sentido, yo era feliz en mi interior.
Es así que vencí mis complejos
de la adolescencia, ¡cuando paré de
compararme, aprendí a amarme y me arreglé en mi interior!
Y usted amiga, ¿va a tomar esa
actitud o seguirá acomplejada? Estoy ansiosa por leer sus comentarios.
Les dejo una foto de cuando era niña, para reír un poco! Yo soy la de la izquierda, sin diente, kkkk
3 comments:
jeje qe fotoo!!! la verdad es cierto aun no logro vencer eso en mi me parece qe todas tienen mejor gusto qe yo y me cuesta combinar a la hora de salir tardo minimo una hora me cuesta decidirme con respecto a la ropa soy indesisa....y eso tambien me ha jugado en contra en otros aspectos...estoy luchando para vencer ese horrible sentimiento,ese complejooo....como hacerrr????
Dios habla lo ke necesitamos verdad?
Muchas personas elogian mi apariencia y aun asi no logro vencer mis complejos "estatura" y mas, aunke ellas tal vez no se imaginan lo ke siento..gracias por su post ahora se ke hay ke seguir perseverando hasta k logre vencer estos "complejos" y se ke lo lograre ya ke Disos me ayudara...
Eso fue algo que tuve que enfrentar mis complejos el que estaba gorda el.que estaba muy chaparra yo misma me autocriticaba. Me.di cuenta que fui creada por Dios y el nunca se equivoca que soy unica
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