martes, 10 de junio de 2014

¿Ya dejaste tu capa?

No sé porqué, pero últimamente les he hecho muchas preguntas, jaja. Es que siempre que somos cuestionadas acerca de algo, nos vemos obligadas a pensar en la respuesta, y eso nos ayuda mucho.
Hoy quiero hablarles del pasaje del ciego, miren sólo qué interesante todo lo que vamos a descubrir:

 Después llegaron a Jericó. Más tarde, salió Jesús de la ciudad acompañado de sus discípulos y de una gran multitud. Un mendigo ciego llamado Bartimeo (el hijo de Timeo) estaba sentado junto al camino. Al oír que el que venía era Jesús de Nazaret, se puso a gritar:
—¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!
Muchos lo reprendían para que se callara, pero él se puso a gritar aún más: —¡Hijo de David, ten compasión de mí!  Jesús se detuvo y dijo: —Llámenlo.
Así que llamaron al ciego. —¡Ánimo! —le dijeron—. ¡Levántate! Te llama.
Él, arrojando la capa, dio un salto y se acercó a Jesús. —¿Qué quieres que haga por ti? —le preguntó. —Rabí, quiero ver —respondió el ciego.
—Puedes irte —le dijo Jesús—; tu fe te ha sanado.
Al momento recobró la vista y empezó a seguir a Jesús por el camino.Marcos 10: 46-52
Parece una historia común de alguien que pide ayuda, un ciego a la vera del camino mendigando, pues por su condición física no podía trabajar y por eso pedía limosnas. Pero lean las entre líneas, vean todo lo que podemos absorber de estos versículos:
-       Perseverancia – aunque todos lo mandaban a que hiciera silencio, él seguía  clamando aún más, no se intimidó con las palabras negativas, palabras que lo llevaban a que desistiera.
¿Cuántos desisten porque no saben que deben continuar clamando?, quieren recibir todo sólo con una oración. El ciego podía haber pensado, “grité una vez y Jesús no me prestó atención, mejor me callo.” A veces Dios quiere ver si realmente crees.
-       Actitud – él vio en aquel momento la oportunidad de cambiar de vida y no la iba a dejar pasar, la vergüenza no lo impediría, ni la reprehensión de la multitud que seguía a Jesús, a fin de cuentas, él no estaba haciendo nada errado, él tenía fe y quería un milagro. Cuando estamos en el camino cierto deseando las cosas ciertas, luchamos hasta el fin y no dejamos pasar las oportunidades.
-       Llamó la atención de Jesús – ¿cuántos por desistir de lo que quieren nunca alcanzan nada? El ciego clamó tanto que Jesús viendo la determinación de él, lo mandó a llamar.
-       Desapego que muestra certeza – como sabemos los mendigos acostumbran tener una manta que usan para abrigarse y cuando están sentados pidiendo limosnas en el piso para recibirlas. Cuando Jesús lo llamó, él tenía la certeza de que nunca más tendría la misma vida. Al dejar la capa para atrás, él probó con su fe que no precisaría más de ella, pues él sería curado. Dejó atrás lo que él poseía como más importante, se despegó de aquello.
          Decisión – Jesús sabia que él era ciego, pero le preguntó qué milagro quería, a lo que él le respondió “quiero ver”, en ese mismo instante el milagro sucedió y el siguió a Jesús por el camino, ya no estaba más al lado del camino, pues su fe lo sacó de aquella situación

Y ahora viene la pregunta, jiji ¿Cuál es tu capa? ¿Qué es lo que necesitas dejar y de lo que dependes para mostrar que crees en Dios y que no estás  apegada a muletas?
Aguardo aquí sus respuestas.
Durante el ayuno de Jesus, les dejaré una canción bajo los posts para que mediten en la letra, espero y les guste!

¡Besitos!


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