Tal vez usted ya leyó sobre
personas que murieron y tuvieron la experiencia de ir al infierno, y hasta se
convirtieron a raíz de eso. Pero hoy, quiero contarles sobre una experiencia
que tuve hoy. Así es, yo soñé con Jesús. Que genial, ¿verdad?
Anoche soñé que Jesús vino a
buscarme. En otra ocasión soñé que los ángeles venían a buscarme, pero esta
noche fue diferente, fue el propio Señor Jesús que vino por mi alma. ¡Qué
alegría! Yo estaba tan feliz en el sueño, que gritaba, brincaba, lo abrazaba,
le agradecía, no sabia como expresar mi tamaña alegría de ver a Jesús allí
conmigo. Me desperté hasta un poco triste, porque sabía que había sido apenas
un sueño, pero la alegría de la salvación aun estaba conmigo. Pasé todo el día
pensando en eso y hasta lo comenté con mi esposo. Y lo más interesante es que todas
las semanas pido a Dios que me muestre qué escribir en los posts, que sea de la
voluntad de Él siempre, y hasta había preparado otro post, pero, por increíble
que pueda parecer, yo soñé con Jesús justo hoy y entonces, es de Él que
hablaré.
¿Ya ha visto cuando un niño queda
tan feliz por recibir un regalo y que no logra esconder su gran alegría? Así
estaba yo en mi sueño. Era esa mi alegría de la salvación. Cuando fallezcamos o
Jesús regrese, esa será nuestra alegría, ver a Jesús y saber que alcanzamos nuestra
salvación. Pero, ¿y si usted no tiene la certeza de su salvación en este
momento? Piense conmigo, si usted se
muere ahora, ¿para dónde va su alma? ¿Usted tendría la alegría de ver a Jesús o
lo que usted vería serían los demonios llevando su alma para el infierno? Si
usted no tiene la certeza de que está salva, ¿qué es lo que le falta entonces?
¿Cuál ha sido su error? ¿Un rencor? ¿Un resentimiento? ¿Un pecado? ¿Pereza de
buscar las cosas de Dios? ¿Un orgullo? ¿Un deseo carnal? ¿Una curiosidad de
conocer las cosas de este mundo? ¿Las amistades?
Ahora piense conmigo, todas
esas cosas satisfacen su carne momentáneamente, pues usted está haciendo lo que
su carne está pidiendo, lo que su corazón demanda, pero esa satisfacción no
trae alegría, ni paz de espíritu y le pregunto: ¿vale la pena que usted tenga
rencor hacia alguien que quizás ni sabe que te hizo daño? Quizás la persona
esta feliz y usted se queda ahí toda amargada porque no la perdona. ¿Vale la
pena vivir en el pecado? ¿Vale la pena satisfacer su carne y vivir conforme lo
que dicta su corazón si bien en el fondo usted sabe que está errada y que no
está agradando a Dios, poniendo así, su salvación en riesgo? Cuando la persona
que practica tales cosas llegue al infierno, ¿cree usted que ella se va a acordar
del rencor, del pecado, del corazón corrupto? Ella se va a lamentar porque se
dejó llevar por todas esas cosas y va a decir: “¿Por qué fui tan boba? ¿Por qué
no me esforcé un poquito más? ¿Por qué no oí los consejos?” Y el lamento no
terminará. Y te pregunto: “¿va a valer la pena?
Yo prefiero mil veces sacrificar
mi carne, mis deseos, buscar saber cuál es la voluntad de mi querido Señor y
hacerla, prefiero cuidar de mi salvación ahora y vigilar, perdonar, pedir
perdón, humillarme a los pies de Jesús, que correr el riesgo de morirme y
lamentarme por toda la eternidad por no haberme vencido a mí misma. Ese sueño
que tuve sólo fortaleció aun más mi deseo de buscar mi salvación y por la
salvación de todas las personas que estuvieren a mi alcance. Amigas, no dé brechas al diablo, cuide de su salvación, ella
es lo más importante que tenemos. Busquemos nuestra salvación para que podamos
salvar, Dios quiere contar con usted, hay muchas almas que necesitan ser salvas
aun, no vamos a
perder ni un minuto más, ¿ok? Lean esta semana: Apocalipsis 21 y 22
Juliana Furucho
2 comments:
la decision es nuestra, o aceptamos vivir con JESUS o lo dejamos, excelente mensaje
No vale la pena perder la salvacion por cosas de este mundo. es nuestra decision seguir o continuar
Publicar un comentario