“Y él les mandó, diciendo: Mirad, guardaos de
la levadura de los fariseos, y de la levadura de Herodes.” Marcos 8:15
Nuestro ejemplo de siervo, el Señor Jesús,
siempre alertaba a sus discípulos sobre el peligro de las malas influencias,
para que no se contaminaran con la hipocresía de los fariseos.
El fermento representa el mal y la
corrupción, pues tienen el poder de alterar la masa, así como el pecado altera
la fe genuina.
De la misma manera Jesús nos advierte a vigilar,
huir de las malas conversaciones, de las personas que pueden contaminar nuestra
fe con sus palabras y acciones.
Cuántas personas ya han abandonado el
camino de la fe por juntarse con otras que estaban espiritualmente mal, y de
modo sutil fueron inyectando veneno en sus corazones inocentes. Cuando ella se
dio cuenta, ya estaba con malos ojos, malos sentimientos, malos pensamientos y
llena de malicia.
¡Cuidado! A veces los lobos vienen
vestidos de oveja sólo para destruirla.
Como está bien aclarado en el versículo,
nosotros debemos guardarnos, pues somos nosotros los que decidimos con quién
nos juntamos y a quién damos oídos. No es Dios que nos guardará de esas
personas, somos nosotros, a partir del momento que no nos juntamos con ellas,
no las oímos y no las seguimos.
No se olviden lo que siempre enseño aquí
en el blog, lo que no es bueno para su fe, no es bueno para usted ¡entonces
huya de aquello!
Me gustaría que dejase su comentario
¿quién ya se desvió de la fe porque se dejó contaminar por alguien que estaba
mal espiritualmente?
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