Hola queridas, ¿todo bien?
Hoy me gustaría dar continuidad al tema de la semana pasada, que fue: “Los
buenos ojos”.
Sé que este tema es muy
importante para nuestra vida espiritual y me gustaría ayudarlas con ejemplos
prácticos, para saber cómo podemos tener buenos ojos con situaciones que
vivimos en nuestro día a día.
Por ejemplo, el pastor o la
esposa de tu Iglesia pasó por tu lado y no te saludó, e inmediatamente el
diablo te sugiere: “¿Ves? Qué pastor/esposa maleducado/a, ni siquiera te habló”. Pero, si decido tener
buenos ojos, voy a rechazar ese pensamiento maligno y voy a pensar que tal vez
él estaba con sus pensamientos en otro lugar y no se dio cuenta que yo estaba
allí. Otra situación: tú ves a dos personas conversando que te están mirando, y
luego viene el pensamiento: “Míralas, esas chusmas ya están hablando de ti”…
Pero percibiendo la estrategia del diablo, yo decido ignorar ese pensamiento e
incluso las saludo. También está la situación donde tu amiga o conocida fue
elegida para tener cierta responsabilidad, y ahí llegan las voces: “No sirves,
ella fue escogida porque es mejor que tú”.
Pero yo decido rechazar ese
pensamiento y pensar bien de mi amiga, y me pongo feliz por ella sabiendo que
cuando Dios decida, será mi momento también, al final de cuentas, servimos a
Jesús y es Él quien decide cómo y cuando Lo serviremos. También puede suceder
que una obrera pasa por tu lado seria, y enseguida piensas: “Ella se las cree,
qué agrandada, se cree la mejor obrera de la Iglesia. Es una chupamedias, hace
todo para agradar al pastor”. Pero ese pensamiento es nocivo, no me hace bien,
entonces lo amarro y determino que voy a pensar bien de la obrera e inclusive
oro por ella, tal vez está seria porque está orando en espíritu, ¿no es cierto?
Tenemos que vigilar siempre, pues si no, podemos pecar pensando mal de alguien
que está agradando a Dios y no lo sabemos.
Ahora me gustaría hablar
sobre los buenos ojos para contigo misma. Por ejemplo: tu amiga tiene novio y
tú todavía no, al instante piensas: “Ella es más bonita que yo, es más
inteligente, más espiritual y por eso no consigo y no voy a conseguir a nadie”.
Pero sabiendo que eso es estrategia del mal, yo decido pensar bien de mí, tener
fe, creer que Dios tiene preparado lo mejor y en el momento indicado me dará la
bendición. O si sucedió algo, el primer pensamiento es: “Soy muy torpe”. “Soy
muy fea, nadie va a gustar de mí”. “Yo merezco esta vida que tengo”…”Nunca voy
a recibir el Espíritu Santo porque hago todo mal”. Y la lista sigue…
Amigas, yo podría escribir
muchos otros ejemplos, pero para no extenderme mucho, les dejo esos de arriba.
No dejes que los malos ojos te dominen, “pues si tus ojos son malos, todo tu
cuerpo estará en tinieblas”. Fíjate que cuando tenemos buenos ojos, todo es más
bonito, más agradable, nuestra vida se vuelve más liviana, tenemos paz y Dios
puede brillar en nuestra vida. Sé que no somos perfectas, pero debemos buscar
ser mejores cada día para Jesús. Ese deseo de ser mejores sumado al esfuerzo
para mejorar, es lo que le agrada a Dios. Y también hay un pequeño detalle:
todo lo que sembramos, cosechamos, entonces, vamos a sembrar lo que es bueno;
que de nuestra boca salgan solo palabras de vida, que la sonrisa sincera no se
vaya de nuestro rostro y que nuestros pensamientos sean llenos de las cosas que
vienen de lo alto. Así, nuestra vida exhalará el perfume de nuestro Señor.
Un beso grande a todas y
hasta la semana que viene.
Juliana Furucho
1 comments:
Es muy cierto debemos cuidar de nuestros ojos siempre. Lo que llevamos dentro, será reflejado en nuestro exterior, quien nos vea verá en nosotras a Dios. Y es por eso que debemos esforzarnos todos los días en agrandarlo y así ganar almas para Él.
Publicar un comentario