Hola chicas, ¿todo bien? Ya hace un
tiempo que vengo meditando sobre los buenos ojos y cuán importante es eso para
mantener nuestra vida con Dios. Pero, al final de cuentas, ¿qué es tener buenos
ojos? A mi entender, tener buenos ojos es mirar el lado bueno de todo. Es
escoger ver lo que es bueno en vez de lo que es malo. Yo sé que en el mundo, a
nuestro alrededor y adónde vamos, hay más cosas malas que buenas, pero como la
propia Biblia dice: “el mundo entero está
bajo el maligno”. Pero existen las cosas buenas también. Tener buenos ojos
es una decisión que yo tomo. Yo decido mirar lo que es bueno. Yo decido pensar
en lo que es bueno. Yo decido actuar bien.
Tal vez tú me preguntes: “Pero Ju, y
esas personas que practican el mal? ¿Y aquellas que son malas personas? ¿Cómo
verlas con buenos ojos? Bueno, si esa persona es incrédula, entonces tú sabes
que ella puede estar siendo usada por el mal para entristecerte, entonces ora
por ella, amarra el diablo y ten misericordia
de esa alma. Pero, ¿y si ella es de la Iglesia? Ora por ella, amarra el
diablo y ten misericordia de esa alma. ¿Se acuerdan de David? ¿Cuántas
oportunidades tuvo de matar al rey Saúl y no lo hizo por temor?, ¿por tener
buenos ojos? ¿Por continuar viendo al rey Saúl como un ungido de Dios? Saúl ya
había perdido la presencia de Dios, pero David eligió tener buenos ojos para
con él. Ahora pregunto: ¿Quién salió ganando con eso? ¡David!
Cuando tenemos buenos ojos, las
beneficiadas somos nosotras mismas. ¿Por qué?
Porque cuando comenzamos a mirar todo con malicia, con malos ojos,
cuando somos críticas con todo o cuando encontramos siempre errores en los
demás, estamos muy ocupadas con todo eso y no tenemos tiempo para mejorar.
Además, cargamos ese peso con nosotras y la conciencia acusa porque el Espíritu
Santo nos alerta del error… pero si lo ignoramos, ese peso va aumentando, nos
quedamos cargadas y llenas de amargura en nuestro interior. Sí, amargura,
porque comenzamos a querer justicia y en muchos casos, muchas personas quieren
hacerlo con las propias manos, ¿no es cierto? Ahora te pregunto: ¿Cuántas veces
te equivocaste al juzgar a alguien?
¿Cuántas veces pensaste que cierta persona era agrandada, fastidiosa,
pero después que la conociste, era totalmente lo contrario? Ahora imagina,
¿cuántas veces nos equivocamos por
prejuzgar y mantenemos esos malos ojos simplemente porque no tuvimos la
oportunidad de ver el otro lado?
Por eso amigas, mi consejo hoy para
ustedes es: dedícate a tener buenos ojos. Pero atención, eso no significa ser
tonta y dejar que los pecados y las cosas erradas pasen de largo… Lo errado,
siempre será errado, por eso precisamos del discernimiento del Espíritu Santo
para guiarnos. Pero, puedo tener buenos ojos con mis padres e intentar
entenderlos. Puedo tener buenos ojos con una amiga, puedo tener buenos ojos
para con las situaciones que enfrento y tener la certeza de que Dios me va a
bendecir; puedo tener buenos ojos en todo lo que el Espíritu Santo me muestre
que está bien. Si tenemos buenos ojos, todo nuestro cuerpo será iluminado, pero
si tenemos malos ojos, somos nosotras quienes sufrimos las consecuencias.
Amigas, ¿en qué has tenido malos ojos? ¿Con la Iglesia? ¿Con los pastores? ¿Con
tus amigas? ¿Con tus padres? Decide hoy mismo cambiar, y empieza a hacer
aquello que es bueno y que agrada a Dios, ¿ok?
Un beso grande y que Jesús les dé sabiduría y
discernimiento para vivir conforme a Su voluntad. Hasta la semana que viene.
Juliana Furucho
Traducido por: Milena Pignatta
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