miércoles, 24 de agosto de 2016

Los Buenos ojos



Hola chicas, ¿todo bien? Ya hace un tiempo que vengo meditando sobre los buenos ojos y cuán importante es eso para mantener nuestra vida con Dios. Pero, al final de cuentas, ¿qué es tener buenos ojos? A mi entender, tener buenos ojos es mirar el lado bueno de todo. Es escoger ver lo que es bueno en vez de lo que es malo. Yo sé que en el mundo, a nuestro alrededor y adónde vamos, hay más cosas malas que buenas, pero como la propia Biblia dice: “el mundo entero está bajo el maligno”. Pero existen las cosas buenas también. Tener buenos ojos es una decisión que yo tomo. Yo decido mirar lo que es bueno. Yo decido pensar en lo que es bueno. Yo decido actuar bien.
Tal vez tú me preguntes: “Pero Ju, y esas personas que practican el mal? ¿Y aquellas que son malas personas? ¿Cómo verlas con buenos ojos? Bueno, si esa persona es incrédula, entonces tú sabes que ella puede estar siendo usada por el mal para entristecerte, entonces ora por ella, amarra el diablo y ten misericordia  de esa alma. Pero, ¿y si ella es de la Iglesia? Ora por ella, amarra el diablo y ten misericordia de esa alma. ¿Se acuerdan de David? ¿Cuántas oportunidades tuvo de matar al rey Saúl y no lo hizo por temor?, ¿por tener buenos ojos? ¿Por continuar viendo al rey Saúl como un ungido de Dios? Saúl ya había perdido la presencia de Dios, pero David eligió tener buenos ojos para con él. Ahora pregunto: ¿Quién salió ganando con eso? ¡David!

Cuando tenemos buenos ojos, las beneficiadas somos nosotras mismas. ¿Por qué?  Porque cuando comenzamos a mirar todo con malicia, con malos ojos, cuando somos críticas con todo o cuando encontramos siempre errores en los demás, estamos muy ocupadas con todo eso y no tenemos tiempo para mejorar. Además, cargamos ese peso con nosotras y la conciencia acusa porque el Espíritu Santo nos alerta del error… pero si lo ignoramos, ese peso va aumentando, nos quedamos cargadas y llenas de amargura en nuestro interior. Sí, amargura, porque comenzamos a querer justicia y en muchos casos, muchas personas quieren hacerlo con las propias manos, ¿no es cierto? Ahora te pregunto: ¿Cuántas veces te equivocaste al juzgar a alguien?  ¿Cuántas veces pensaste que cierta persona era agrandada, fastidiosa, pero después que la conociste, era totalmente lo contrario? Ahora imagina, ¿cuántas veces nos equivocamos  por prejuzgar y mantenemos esos malos ojos simplemente porque no tuvimos la oportunidad de ver el otro lado?

Por eso amigas, mi consejo hoy para ustedes es: dedícate a tener buenos ojos. Pero atención, eso no significa ser tonta y dejar que los pecados y las cosas erradas pasen de largo… Lo errado, siempre será errado, por eso precisamos del discernimiento del Espíritu Santo para guiarnos. Pero, puedo tener buenos ojos con mis padres e intentar entenderlos. Puedo tener buenos ojos con una amiga, puedo tener buenos ojos para con las situaciones que enfrento y tener la certeza de que Dios me va a bendecir; puedo tener buenos ojos en todo lo que el Espíritu Santo me muestre que está bien. Si tenemos buenos ojos, todo nuestro cuerpo será iluminado, pero si tenemos malos ojos, somos nosotras quienes sufrimos las consecuencias. Amigas, ¿en qué has tenido malos ojos? ¿Con la Iglesia? ¿Con los pastores? ¿Con tus amigas? ¿Con tus padres? Decide hoy mismo cambiar, y empieza a hacer aquello que es bueno y que agrada a Dios, ¿ok?
 Un beso grande y que Jesús les dé sabiduría y discernimiento para vivir conforme a Su voluntad. Hasta la semana que viene. 
Juliana Furucho
 
Traducido por: Milena Pignatta

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