Hola queridas, ¿todo bien? ¿Alguien
ya te dio una mala respuesta? ¿Ya te trataron mal? ¿Ya pasaste por una mala
situación? ¿Y cuál fue tu reacción?
He percibido que los reclamos, las
quejas, la tristeza y el desánimo han sido parte del día a día de la gente. La
intolerancia y la falta de paciencia para con el prójimo aumentan cada vez más
y como consecuencia de eso, las peleas y maldades han crecido. Las personas
están muy irritables, pelean e inmediatamente quieren pedir explicaciones de
todo, ¿y sabes cuál es el problema de eso? Que el amor se enfría, la fe queda
de lado y la palabrita buen ánimo, queda allá en el fondo olvidada. Hoy en día,
las personas dejan que su entorno diga cómo va a ser su día. Lean conmigo: “Estas cosas os he hablado para que en Mí
tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción, pero tened buen ánimo, yo he
vencido al mundo”. (Juan 16:33)
Jesús nunca nos dijo que viviríamos
en un mar de rosas, pero dejó bien claro que sí tendríamos aflicciones, pero
que tuviéramos buen ánimo. ¿Y tú sabes qué significa la palabra: ánimo? De
acuerdo con el diccionario Michaelis online significa: Temperamento. Coraje o
determinación delante de los obstáculos o peligro. Estado de espíritu; humor.
Vamos a leer con los sinónimos: “Tened buen temperamento”. “Tened buen humor”.
“Tened coraje”, etcétera.
Delante de las aflicciones y el
estrés del día, debemos actuar de manera diferente a la de las personas que no
tienen a Jesús. Siempre creí que enojarme por causa de los otros es una pérdida
de tiempo. No puedo dejar que los otros interfieran en mi humor. Si la persona
está molesta con algo y por eso se descarga conmigo, tengo que tener paciencia
y entenderla. En vez de dejar que la
amargura de ella me contagie, al contrario, debo contagiarla con mi buen ánimo.
Sé que a veces es inevitable que nos enojemos por algo, pero eso no debe durar
todo el día, debemos respirar hondo, amarrar el diablo, poner una sonrisa en el
rostro, y no amargar la vida de otras personas que no tienen la culpa de
nada; eso sí va a irritar al diablo ja
ja ja, pues él es el único que quiere vernos preocupadas y enojadas.
La Fe nos hace creer que con Jesús,
todo va a salir bien, pues Él ya venció al mundo, ¿no es cierto? Entonces, ¿por
qué dejar a la preocupación, a la tristeza, al miedo, a la bronca dictaminar tu
día? ¿Por qué dar lugar a los malos sentimientos en vez de dar lugar a la
positividad y a la alegría? Pensar bien, mantener la mente positiva, ignorar la
amargura de los otros, evitar estresarse con cosas mínimas nos hará personas
más agradables, y eso hará un bien a nosotras mismas. Yo procuro vivir así: si
alguien que tiene bronca de la vida me trata mal en el mercado, o donde sea
(tenemos que entender que las personas sin Jesús viven atormentadas por el
diablo) y me da una mala respuesta, busco devolverle una sonrisa y no responder
de la misma manera, y respondiendo con educación y cordialidad, quiebro allí el
ciclo de enojo.
Si me equivoqué de camino,
simplemente salgo en la próxima salida y hago el retorno. Si me olvidé algo en
casa, simplemente vuelvo y lo busco. ¿Para qué fastidiarme con cosas tan
pequeñas y amargarme el día? Si yo me fastidio, ¿va a cambiar alguna cosa? ¿Va
a ayudarme más rápido? ¡No! ¿Entonces para qué molestarme? Por eso, todos los
días por la mañana me despierto agradeciendo a Dios por el día y le pido que me
guíe en todo. Si hice esa oración, tengo que creer que Dios está en el control
y va a estar conmigo en cada paso que yo dé.
Amigas, vamos a tener buen ánimo, tú
eres la dueña de tu vida y solo tú puedes decidir cómo va a ser tu día.
Decídete siempre por la cordialidad, la educación y la simpatía, obedece a la
Palabra de Dios que nos enseña a tener buen ánimo delante de las aflicciones, y
así, viviremos en paz, como dice el versículo anterior. No permitas que nada te
quite la paz, cree en Dios, confía en Él y ten la certeza que tus días serán
mejores; a la gente le gustará estar a tu lado, y así con tu buen testimonio,
será una buena manera de ganar almas, ¿no es cierto? Y no te aflijas por causa
de los problemas, ponlos en las manos del Dios Altísimo, ¿quién mejor que Él
para resolverlos?
Un beso grande y hasta la semana que
viene.
Juliana Furucho
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