martes, 9 de febrero de 2016

Secretos de una hija de pastor 4 – ¿Dónde está Dios?




Después de tanto preguntar dónde estaba Dios, decidí obedecer las enseñanzas que yo tanto escuchaba en la iglesia para ver si daría cierto conmigo también. Ya no oraba por orar. Comencé a orar con sinceridad, diciendo lo que realmente sentía, lo que estaba dentro de mí, comencé a conversar de verdad con Dios. Me acerqué más a las jóvenes de la iglesia para hacer amistad, comencé a leer más la Biblia e ir más a la iglesia. Me recuerdo que vivía a unos 4km de la Iglesia y salía corriendo de la escuela, iba a casa, agarraba la bicicleta e iba para la Iglesia solita. Eran 4km de subidas y bajadas, llegaba cansada a la reunión, pero allí estaba yo, firme, haciendo mi parte para ver a Dios en mi vida. Terminaba la reunión y volvía a casa en mi bicicleta, una vez más 4km de pedaleadas…. Iba casi todos los días a la iglesia. Los sábados iba a evangelizar con el grupo y limpiaba la iglesia. Domingo quedaba todo el día en la iglesia, también salía para evangelizar y ayudaba en lo que se necesitara. Decidí bautizarme a los 14 años. Tomé esa decisión porque entendí que tenía que matar mi vieja criatura y tomar un paso más a serio con Dios. No me importé con nada, ni que era la hija del pastor, yo solo quería conocer a Jesús.

Después de mi bautismo, yo no quería desagradar más a Dios, no quería ensuciarme de nuevo, entonces cada vez que venían las ganas de responderle a mi madre, yo me controlaba. Cada vez que quería pelear con mi hermano, yo no lo hacía. Cada vez que tenía la voluntad de maldecir, me callaba. Comencé a resistir mi carne para no desagradar a Dios. Y cuánto más yo me esforzaba para no desagradar a Dios, más fuerte me sentía y con más ganas de continuar haciendo las cosas correctas. Vean amigas que fui yo quien tuvo que esforzarse para cambiar. Dios me ayudó, pero yo tuve que buscar cambiar primero.

Cuando percibí, aquella tristeza, mal genio, rebeldía, enojo habían desaparecido. Yo estaba cambiando, ya no dudaba de la existencia de Dios, ¡yo había conocido a Dios! Pero ahora yo quería algo más: ¡quería el Espíritu Santo! Entonces comencé a buscar más. Comencé a orar por la madrugada, a hacer ayunos, propósitos de oración, me daba más en la Iglesia y tenía esa sed de recibir el Espíritu Santo. Quería tener esa paz, alegría, quería tener a Dios dentro mío. Yo no tenía ningún otro deseo, ningún otro pedido sino recibir el Espíritu Santo. Hice la Campaña de Israel con ese propósito. Continué firme, perseveré por un año y un lindo día, un día miércoles, en la reunión de la noche yo recibí el Espíritu Santo. Lloré tanto de alegría, una alegría, una paz inmensa inundó mi ser, ¡qué cambio tuve dentro de mí! Yo tuve la certeza de que era una elegida, una hija de Dios, tuve la certeza de que Dios estaba allí, dentro de mí. El amor por las almas creció, yo quería salvar a todos los japoneses de aquel lugar. Mi amor por las almas era tan grande que recuerdo haber mandado una carta y un periódico de la Iglesia para un escritor de un libro sobre el SIDA que estábamos estudiando en la escuela. Yo quería que él supiera que existía un Dios que podía salvarlo. Hablé de Jesús para las muchachas de la escuela, y quería mucho que todos los japoneses conocieran a Jesús. Dios me había cambiado. Yo era una nueva criatura, conocí la verdadera alegría. Pude ver el amor y cuidado de Dios para conmigo.

Ahora yo tenía otra meta, quería vivir para servir a Jesús. El odio y la rabia contra el familiar que me abusó fueron arrancados de mi corazón. En lugar del mal genio, yo pase a tener alegría. Las ganas de morir pasaron a dar lugar a la ¡sed de ganar almas!  Nuestro Dios es maravilloso amigas, lo que Él hizo en mi vida puede hacer también en la suya. Si usted aún se siente perdida, triste y hasta duda de Dios, sepa que Dios sólo está esperando que usted tome esa misma decisión que yo tome, la de entregarse de hecho y de verdad para Él, obedeciendo y perseverando ¡Esa receta es infalible! Haga la prueba usted también y cuéntenos el resultad ¿ok? Luego, algo maravilloso sucedió en mi vida… Continuamos la semana que viene. Tenemos nuestro encuentro marcado amigas… Un beso grande y hasta entonces.
Juliana Furucho

 

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