viernes, 16 de octubre de 2015

Experiencias del Altar - Comenzando de cero






Hola queridas, mi nombre es Vilma Amorim y hoy estaré contando una de mis experiencias en el Altar.

Me case con 26 años, hice la obra de Dios en Brasil por  2 años, vinimos para  Estados Unidos  estoy aquí hace 8 años.  En esta caminata por el Altar, pasé por algunas experiencias, pero les contaré una sola, una de la que puedo decir que fue la que más me marcó.


Vinimos para USA, un país donde nunca había imaginado que mis pies pisarían. Al tiempo que me casé veía muchos pastores yendo para África, entonces imaginaba que un día yo podía ir para allá también jijij.
Me acuerdo que una vez le dije a mi esposo que si un día íbamos a África yo armaría las valijas cantando y danzando.
Pues bien, llegó el día en que iríamos a otro país, pero… no fue África, fue USA.
En una de las primeras dificultades que un pastor y su esposa encuentra es el idioma. Nosotros trabajamos con la palabra, pero ¿cómo trabajar? ¿Cómo salvar? Si no sabía hablar. Entonces ese fue mi desafío principal, aprender el idioma.
Paramos algunos días en la sede de Houston, Texas para poder aprender el español, pues íbamos a trabajar con las personas de origen latina. Fuimos para una iglesia donde pasamos apenas 3 meses, después fuimos a otra en la que pasamos 1 año y 2 meses. Hasta ahí todo iba bien, estábamos en una ciudad que era frontera con Méjico, o sea, casi toda la ciudad habla español, entonces íbamos aprendiendo cada vez más el español, las personas de la iglesia nos enseñaban con mucha paciencia y cariño.
Conseguíamos  comunicarnos con las personas, pagar las cuentas, ir al mercado, evangelizar, ir al restaurante… aun con un español no tan bueno, podíamos hacer todo lo que queríamos, las personas comprendían nuestro “Portuñol”. 
Fue entonces que llegó el día de ser llamados para una nueva misión…

El obispo llamó a mi esposo y le pidió arreglar todas sus cosas e ir para la sede ya que nos íbamos a mudar, pero no había dicho nada acerca a dónde íbamos a ir.
Así hicimos, arreglamos todo, pasamos la iglesia al nuevo pastor  y fuimos a la sede.
Llegando allá el obispo nos atendió, y fue ahí que él comenzó a explicar hacia dónde iríamos: Ustedes van a comenzar un nuevo trabajo en una ciudad donde no hay ninguna Iglesia Universal y no hay casa aún para que ustedes vivan.
Entonces el obispo orientó cómo teníamos que hacer: primero busquen una casa para vivir y después buscarán una iglesia y así en adelante.
Y entonces él dijo el nombre de la ciudad: Nueva Orleans, en el momento yo y mi esposo no entendimos el nombre de la ciudad, tipo… ¿aah? ¿Dónde? (hoy ambos nos reímos de aquel momento jaja)
En la mañana siguiente nos despertamos temprano y salimos para nuestra nueva misión. Para comenzar el desafío, el GPS no nos funcionaba, jajaj. Aún estábamos en Houston, una gran ciudad  que hasta hoy no conocemos bien.
¿Y ahora qué haremos? ¡No sabíamos salir del lugar sin GPS!
Al final de cuentas estábamos a más de un año en USA, y no a 26 años en Bahía, ¡mi Padre amado! Jajaj

Fue ahí que pasamos por la sede para ver si hacíamos el GPS de alguna manera funcionar, pero nada. Entonces la esposa que estaba en el escritorio nos dio un mapa ¡Gente! ¡Un mapa! Sí, mi pueblo ¡un mapa! (si con GPS ya nos perdíamos, imaginen con una hoja de papel jajaja)
Pero la fe mueve montañas ¿no es así? Ahí vamos.
Pasamos dos horas perdidos, subiendo y bajando puentes que no acababan, yo y mi esposo ya estábamos impacientes, hasta que Dios dio la luz y conseguimos acertar el camino.
Eran unas 8 horas de viajes, y ya habíamos perdido 2 horas. La noche tenía un núcleo de oración, teníamos que llegar  para ir al núcleo.
No teníamos casa, ni un lugar para la iglesia, pero no nos desesperamos con eso, nuestra mayor alegría era que teníamos un núcleo y una obrera.
Llegamos a la noche, el pueblo ya estaba reunido para el núcleo de oración que era todos los martes.
Fuimos directo para allá, de la manera en la que estábamos,  aún no teníamos ni un lugar para tomar un baño, el auto estaba lleno de maletas y encima habíamos llegado atrasados.
El núcleo era en la sala de una casa donde vivían 5 hombres solteros. Allí mismo en la sala de aquella casa, las personas colocaban unas sillas y la obrera (que venía de El Salvador) era quien hacia la reunión.
Me senté bien adelante, un poco tímida a decir verdad pues me sentía un poco perdida, parecía que no sabía dónde estaba.
 Cuando las personas cerraron los ojos di una mirada hacia atrás, y eran mas o menos 20 personas (no recuerdo exactamente la cantidad), 16 eran hombres y unas 4 mujeres, más o menos.





  Era una sala pequeña, con una luz oscura, todo el mundo apretadito.
 
Todos nos miraban, con mucha curiosidad.

-       ¡El pastor llegó!
Mi esposo hizo la reunión, se presentó para el pueblo y al término algunos vinieron a darnos la bienvenida.
Terminó la reunión y todos se fueron para sus casas.
¡Estábamos en una ciudad donde no conocíamos a nada ni a nadie! Ya era de noche y por tener poco tiempo en el país, no tenía experiencia para resolver las cosas, todo era aún muy nuevo.
¿Y nosotros? ¿A dónde iríamos? ¿Dónde dormiríamos? Estaba muerta de hambre y cansancio. El auto lleno de maletas, soñando con un baño.
Estaba en una ciudad totalmente diferente al de una ciudad en la frontera con Méjico.
En Nueva Orleans era más fácil encontrar una “aguja en un pajar”, que una persona que hablara español en algún hotel, mercado o cualquier lugar que pudiera resolver las cosas.
Con la ayuda de una amiga por teléfono traduciendo el inglés, conseguimos ver un lugar para dormir y pasar algunos días hasta alquilar una casa.
El inglés sería nuestra mayor dificultad en aquel lugar. Pues teníamos muchas cosas que resolver y nuestro español aún estaba en modo “portuñol”, y teníamos que arriesgarnos al inglés, jaja..
Pero de una forma u otra fuimos resolviendo las cosas, con la fuerza que venía de Dios todos los días, íbamos consiguiendo. Con nuestro foco en las almas siempre, pues había personas allí que querían oír la palabra de Dios. No podíamos quedar preocupados con nuestro conforto y sí llevar la salvación.
Conseguimos alquilar una casa, después buscamos un lugar mejor para hacer reunión, aún no era iglesia.




Y después de algunos meses de muchas luchas y búsqueda, conseguimos un lugar para abrir la iglesia oficialmente. Pasé casi 2 años en esta ciudad. No fue nada fácil, porque cuando íbamos a negociar el lugar para alquilar ylas personas veían que no sabíamos el idioma, ellos no tenían mucha paciencia de oír el inglés balbuceado y todo errado. Pero Dios nunca nos abandonó y nunca dejamos que el miedo y la vergüenza nos dominara, finalmente conseguimos el lugar para poder reunir el pueblo y comenzar allí el trabajo.




Cuando usted decide vivir para el altar de Dios, usted tiene que tener la certeza de que lo que usted quiere. Pues Dios nos va moldeando a través de desafíos que jamás imaginaríamos pasar.
La vida en el Altar es una vida de total renuncia. No estamos en el altar para hacer nuestras voluntades, sino la voluntad de quien nos escogió para hacer Su Santa y perfecta Obra.










4 comments:

Unknown dijo...

Como olvidarlos yo los conoci desde cuándo llegaron por primera vez a new orleans...y hacian las reuniones en el hotel para mientras se encontraba el lugar para la iglesia....Dios los bendiga siempre ...y fue un enorme gusto haberlos conocido...siervos de Dios siempre dispuesto para ayudar al sufrido y lo principal llevar las personas a alcanzar la salvacion...y sin importar el idioma siempre dieron su mejor...

Unknown dijo...

Como olvidarlos yo los conoci desde cuándo llegaron por primera vez a new orleans...y hacian las reuniones en el hotel para mientras se encontraba el lugar para la iglesia....Dios los bendiga siempre ...y fue un enorme gusto haberlos conocido...siervos de Dios siempre dispuesto para ayudar al sufrido y lo principal llevar las personas a alcanzar la salvacion...y sin importar el idioma siempre dieron su mejor...

Unknown dijo...

Como olvidarlos yo los conoci desde cuándo llegaron por primera vez a new orleans...y hacian las reuniones en el hotel para mientras se encontraba el lugar para la iglesia....Dios los bendiga siempre ...y fue un enorme gusto haberlos conocido...siervos de Dios siempre dispuesto para ayudar al sufrido y lo principal llevar las personas a alcanzar la salvacion...y sin importar el idioma siempre dieron su mejor...

Unknown dijo...

Como olvidarlos yo los conoci desde cuándo llegaron por primera vez a new orleans...y hacian las reuniones en el hotel para mientras se encontraba el lugar para la iglesia....Dios los bendiga siempre ...y fue un enorme gusto haberlos conocido...siervos de Dios siempre dispuesto para ayudar al sufrido y lo principal llevar las personas a alcanzar la salvacion...y sin importar el idioma siempre dieron su mejor...

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