Hola
queridas, mi nombre es Vilma Amorim y hoy estaré contando una de mis experiencias
en el Altar.
Me case con
26 años, hice la obra de Dios en Brasil por
2 años, vinimos para Estados
Unidos estoy aquí hace 8 años. En esta caminata por el Altar, pasé por
algunas experiencias, pero les contaré una sola, una de la que puedo decir que
fue la que más me marcó.
Vinimos
para USA, un país donde nunca había imaginado que mis pies pisarían. Al tiempo
que me casé veía muchos pastores yendo para África, entonces imaginaba que un
día yo podía ir para allá también jijij.
Me acuerdo
que una vez le dije a mi esposo que si un día íbamos a África yo armaría las
valijas cantando y danzando.
Pues bien,
llegó el día en que iríamos a otro país, pero… no fue África, fue USA.
En una de
las primeras dificultades que un pastor y su esposa encuentra es el idioma.
Nosotros trabajamos con la palabra, pero ¿cómo trabajar? ¿Cómo salvar? Si no
sabía hablar. Entonces ese fue mi desafío principal, aprender el idioma.
Paramos
algunos días en la sede de Houston, Texas para poder aprender el español, pues
íbamos a trabajar con las personas de origen latina. Fuimos para una iglesia
donde pasamos apenas 3 meses, después fuimos a otra en la que pasamos 1 año y 2
meses. Hasta ahí todo iba bien, estábamos en una ciudad que era frontera con
Méjico, o sea, casi toda la ciudad habla español, entonces íbamos aprendiendo
cada vez más el español, las personas de la iglesia nos enseñaban con mucha
paciencia y cariño.
Conseguíamos comunicarnos con las personas, pagar las
cuentas, ir al mercado, evangelizar, ir al restaurante… aun con un español no
tan bueno, podíamos hacer todo lo que queríamos, las personas comprendían
nuestro “Portuñol”.
Fue
entonces que llegó el día de ser llamados para una nueva misión…
El obispo
llamó a mi esposo y le pidió arreglar todas sus cosas e ir para la sede ya que
nos íbamos a mudar, pero no había dicho nada acerca a dónde íbamos a ir.
Así
hicimos, arreglamos todo, pasamos la iglesia al nuevo pastor y fuimos a la sede.
Llegando
allá el obispo nos atendió, y fue ahí que él comenzó a explicar hacia dónde
iríamos: Ustedes van a comenzar un nuevo trabajo en una ciudad donde no hay
ninguna Iglesia Universal y no hay casa aún para que ustedes vivan.
Entonces el
obispo orientó cómo teníamos que hacer: primero busquen una casa para vivir y
después buscarán una iglesia y así en adelante.
Y entonces
él dijo el nombre de la ciudad: Nueva Orleans, en el momento yo y mi esposo no
entendimos el nombre de la ciudad, tipo… ¿aah? ¿Dónde? (hoy ambos nos reímos de
aquel momento jaja)
En la
mañana siguiente nos despertamos temprano y salimos para nuestra nueva misión.
Para comenzar el desafío, el GPS no nos funcionaba, jajaj. Aún estábamos en
Houston, una gran ciudad que hasta hoy
no conocemos bien.
¿Y ahora
qué haremos? ¡No sabíamos salir del lugar sin GPS!
Al final de
cuentas estábamos a más de un año en USA, y no a 26 años en Bahía, ¡mi Padre
amado! Jajaj
Fue ahí que
pasamos por la sede para ver si hacíamos el GPS de alguna manera funcionar,
pero nada. Entonces la esposa que estaba en el escritorio nos dio un mapa
¡Gente! ¡Un mapa! Sí, mi pueblo ¡un mapa! (si con GPS ya nos perdíamos,
imaginen con una hoja de papel jajaja)
Pero la fe
mueve montañas ¿no es así? Ahí vamos.
Pasamos dos
horas perdidos, subiendo y bajando puentes que no acababan, yo y mi esposo ya
estábamos impacientes, hasta que Dios dio la luz y conseguimos acertar el
camino.
Eran unas 8
horas de viajes, y ya habíamos perdido 2 horas. La noche tenía un núcleo de
oración, teníamos que llegar para ir al
núcleo.
No teníamos
casa, ni un lugar para la iglesia, pero no nos desesperamos con eso, nuestra
mayor alegría era que teníamos un núcleo y una obrera.
Llegamos a
la noche, el pueblo ya estaba reunido para el núcleo de oración que era todos
los martes.
Fuimos
directo para allá, de la manera en la que estábamos, aún no teníamos ni un lugar para tomar un
baño, el auto estaba lleno de maletas y encima habíamos llegado atrasados.
El núcleo
era en la sala de una casa donde vivían 5 hombres solteros. Allí mismo en la
sala de aquella casa, las personas colocaban unas sillas y la obrera (que venía
de El Salvador) era quien hacia la reunión.
Me senté
bien adelante, un poco tímida a decir verdad pues me sentía un poco perdida,
parecía que no sabía dónde estaba.
Cuando las personas cerraron los ojos di una
mirada hacia atrás, y eran mas o menos 20 personas (no recuerdo exactamente la
cantidad), 16 eran hombres y unas 4 mujeres, más o menos.
Era una sala pequeña, con una luz oscura,
todo el mundo apretadito.
Todos nos
miraban, con mucha curiosidad.
-
¡El
pastor llegó!
Mi esposo
hizo la reunión, se presentó para el pueblo y al término algunos vinieron a
darnos la bienvenida.
Terminó la
reunión y todos se fueron para sus casas.
¡Estábamos
en una ciudad donde no conocíamos a nada ni a nadie! Ya era de noche y por
tener poco tiempo en el país, no tenía experiencia para resolver las cosas,
todo era aún muy nuevo.
¿Y
nosotros? ¿A dónde iríamos? ¿Dónde dormiríamos? Estaba muerta de hambre y
cansancio. El auto lleno de maletas, soñando con un baño.
Estaba en
una ciudad totalmente diferente al de una ciudad en la frontera con Méjico.
En Nueva
Orleans era más fácil encontrar una “aguja en un pajar”, que una persona que
hablara español en algún hotel, mercado o cualquier lugar que pudiera resolver
las cosas.
Con la ayuda de una
amiga por teléfono traduciendo el inglés, conseguimos ver un lugar para dormir
y pasar algunos días hasta alquilar una casa.
El inglés sería nuestra
mayor dificultad en aquel lugar. Pues teníamos muchas cosas que resolver y
nuestro español aún estaba en modo “portuñol”, y teníamos que arriesgarnos al
inglés, jaja..
Pero de una
forma u otra fuimos resolviendo las cosas, con la fuerza que venía de Dios
todos los días, íbamos consiguiendo. Con nuestro foco en las almas siempre,
pues había personas allí que querían oír la palabra de Dios. No podíamos quedar
preocupados con nuestro conforto y sí llevar la salvación.
Conseguimos
alquilar una casa, después buscamos un lugar mejor para hacer reunión, aún no
era iglesia.
Y después
de algunos meses de muchas luchas y búsqueda, conseguimos un lugar para abrir
la iglesia oficialmente. Pasé casi 2 años en esta ciudad. No fue nada fácil,
porque cuando íbamos a negociar el lugar para alquilar ylas personas veían que
no sabíamos el idioma, ellos no tenían mucha paciencia de oír el inglés
balbuceado y todo errado. Pero Dios nunca nos abandonó y nunca dejamos que el
miedo y la vergüenza nos dominara, finalmente conseguimos el lugar para poder
reunir el pueblo y comenzar allí el trabajo.
Cuando
usted decide vivir para el altar de Dios, usted tiene que tener la certeza de
que lo que usted quiere. Pues Dios nos va moldeando a través de desafíos que
jamás imaginaríamos pasar.
La vida en
el Altar es una vida de total renuncia. No estamos en el altar para hacer
nuestras voluntades, sino la voluntad de quien nos escogió para hacer Su Santa
y perfecta Obra.
4 comments:
Como olvidarlos yo los conoci desde cuándo llegaron por primera vez a new orleans...y hacian las reuniones en el hotel para mientras se encontraba el lugar para la iglesia....Dios los bendiga siempre ...y fue un enorme gusto haberlos conocido...siervos de Dios siempre dispuesto para ayudar al sufrido y lo principal llevar las personas a alcanzar la salvacion...y sin importar el idioma siempre dieron su mejor...
Como olvidarlos yo los conoci desde cuándo llegaron por primera vez a new orleans...y hacian las reuniones en el hotel para mientras se encontraba el lugar para la iglesia....Dios los bendiga siempre ...y fue un enorme gusto haberlos conocido...siervos de Dios siempre dispuesto para ayudar al sufrido y lo principal llevar las personas a alcanzar la salvacion...y sin importar el idioma siempre dieron su mejor...
Como olvidarlos yo los conoci desde cuándo llegaron por primera vez a new orleans...y hacian las reuniones en el hotel para mientras se encontraba el lugar para la iglesia....Dios los bendiga siempre ...y fue un enorme gusto haberlos conocido...siervos de Dios siempre dispuesto para ayudar al sufrido y lo principal llevar las personas a alcanzar la salvacion...y sin importar el idioma siempre dieron su mejor...
Como olvidarlos yo los conoci desde cuándo llegaron por primera vez a new orleans...y hacian las reuniones en el hotel para mientras se encontraba el lugar para la iglesia....Dios los bendiga siempre ...y fue un enorme gusto haberlos conocido...siervos de Dios siempre dispuesto para ayudar al sufrido y lo principal llevar las personas a alcanzar la salvacion...y sin importar el idioma siempre dieron su mejor...
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