Hola queridas! Voy a leer sus comentarios uno por uno, pues estoy muy feliz porque han compartido sus experiencias, ¡Cómo suman a mi vida!
Bien, como les prometí, voy a dar continuidad a este tema. Vi que muchas están sobrecargadas, pero luego de poner en práctica lo que estamos aprendiendo, ¡quedaremos verdaderamente libres!
"Confía en el Señor tus obras, y tus pensamientos serán afirmados" Pv 16:3
Como hablé en el post anterior, muchas veces nos sentimos sobrecargadas por cargar los pesos que no nos corresponden, y muchas de las veces nos sentimos sobrecargadas por hacer cosas que tampoco nos corresponden.
También aprendimos a delegar, por ejemplo: existe aquel tipo de persona que no le gusta delegar nada, ella quiere mantener todas sus responsabilidades sola, algunas para mostrar a los demás que ellas dan cuenta de todo, otras porque creen que sólo ellas son capaces de hacerlo bien. En fin, son varias las razones, por las cuales tales personas luego se terminan sintiendo sobrecargadas sin necesidad. Claro que no vamos a salir por ahí a delegar nuestras responsabilidades a cualquiera, pero ahí entra en juego nuestra confianza en Él que enviará personas a las cuales podamos delegarles algunas de nuestras tareas.
Saben, hace muchos años atrás, como ya compartí con ustedes, me desgasté cargando algo que no era mío. Una buena parte de mi alegría y energía fue tragada por trabajos y obligaciones que no eran para mí.
¡¡Cómo deseaba haber aprendido antes a esperar en el Señor!!
Cómo habría evitado tantas cosas, pero estamos siempre a tiempo, porque una de las muchas virtudes de nuestro amado Dios es que Él es tan misericordioso y siempre nos da la oportunidad de un recomienzo diferente.
Y cuando queremos hacer todo solitas, hasta podemos estar robando la bendición de otra persona.
Nuestra prioridad debe ser poner a Dios en primer lugar, ¡y cuando eso sucede, todo lo que verdaderamente nos importa es ser! Hacer es una consecuencia, por eso no nos sentimos sobrecargadas y con poca dificultad para delegar.
Tenemos un gran ejemplo en la Palabra: Marta y María. Marta andaba toda atareada en hacer para Dios, mientras que María sólo quería ser para Él.
Es como aquellas personas que dicen siempre que sí, que se envuelven en todos los proyectos que se hacen, hacen, pero dejan la intimidad con Dios a desear, ellas aparecen siempre en "la cocina" pero pasan poco tiempo en la "sala de estar".
No se iluda con sus quehaceres, pues eso no revela nuestra vida con Dios, muchas veces es para llenar el vacío por la falta de intimidad con Dios.
No quede exhausta con sus quehaceres ¡Simplemente sea!
Es la misma cosa que usted que es madre le supla todas las necesidades a su hijo, hasta "haga" todo lo que le corresponde como madre, pero no pasa tiempo de calidad con él, no invierta en su relación, no tenga intimidad, no pare todos los días a preguntarle cómo fue su día, para decirle cuánto usted lo ama, para tener la sensibilidad de escucharlo (siendo a veces todo lo que él precisa), para abrazarlo, besarlo, en fin, crear una relación y no solamente suplir necesidades. Cuando hacemos eso, se torna algo natural y espontáneo, algo que da placer. Pues, primero somos y después hacemos, que es nuestro dar, con todo amor y empeño. Cuando aprendemos y practicamos eso, nunca el servir se tornará una carga, sino un placer ¡pues está dentro nuestro!
La Biblia deja bien en claro que Dios nos creó para que tengamos una relación con Él. Nuestro Padre desea darnos una vida abundante, y que tengamos Su naturaleza divina.
¿Qué es lo que Dios desea? Es realmente muy simple.
Él la quiere a usted, por completo.
Tenga certeza que ahora mismo usted se siente libre de cualquier carga, y que entendió de dónde ella venía ¡de hacer y no de ser!
Si te sentiste identificada o tienes experiencias de estos dos últimos posts, deja aquí tu comentario, tengo certeza que quien coloque en práctica nunca más será la misma.
Besos dulces
Hasta la próxima semana
Catia Rubim
0 comments:
Publicar un comentario