“¡Proclamad
esto entre las naciones, proclamad guerra, despertad a los valientes!
¡Acérquense, vengan todos los hombres de guerra! Forjad espadas de vuestros
azadones, lanzas de vuestras hoces y diga el débil: “¡Fuerte soy!” Juntaos y
venid, naciones todas de alrededor, y congregaos. ¡Haz venir
allí, Señor a tus fuertes! Despiértense las naciones y suban al valle de Josafat, porque allí me
sentaré para juzgar a todas las naciones de alrededor. Meted la hoz,
porque la mies está ya madura. Venid, descended, porque el lagar está lleno y rebosan las
cubas; porque mucha es la maldad de ellos.” (Joel 3:9-13)
Hola amigas,
¿todo bien? Leí estos versículos arriba y cuando los leí, mi corazón ardió,
porque Dios me habló tan fuerte que me gustaría compartirlo con ustedes.
Estamos en los
últimos días y de eso no tenemos dudas, pero lo que me llamó la atención de
estos versículos es que Dios está convocando a todos para la Guerra. En estos
versículos nos es pedido que hagamos espadas de los azadones y lanzas de las
hoces. Los azadones son para preparar la tierra y las hoces para la cosecha. O
sea, el período de tranquilidad, de preparación, de cosecha ya está en su fin y
debemos ir para la guerra con toda nuestra fuerza, con todas nuestras ganas.
Veo eso como la última oportunidad que Dios nos está dando para que salvemos
almas y para salvarnos, Él nos convoca para salir a la guerra y dar hasta
nuestra última gota de sangre por los que están aun perdidos. E incluso los que
se dicen débiles, que no se queden confesando tal cosa, pero que se levanten y
digan: ¡Yo soy fuerte! Y entren en esta guerra también. Dios cuenta con todas
nosotras para esa gran guerra.
Noten amigas,
que en el versículo 13 dice que la mies está madura y el lagar está lleno y me
pregunté: “¿Lleno de qué?” Luego vino la respuesta: “Porque mucha es la maldad
de ellos.” O sea, el mundo está cada vez peor y mas perdido, las personas sin
rumbo, el pecado se está multiplicando
día tras día, millones de almas yendo al infierno… y yo pensé y me pregunté:
“¿Qué he hecho para alcanzar esas almas perdidas? ¿Qué más puedo hacer? ¿Cómo
puedo alcanzar esas almas?” Y hoy por la mañana, mi indignación aumentó cuando
vi en el blog del obispo Macedo un folleto que los musulmanes están
distribuyendo cambiando la vida de un judío o cristiano por una recompensa. ¿No
seria ese un alerta para la guerra? ¿No seria ese folleto el tocar de la
trompeta convocándonos para la batalla? Me quedé tan indignada porque toda esa
semana Dios me mostró cuánto las personas están sufriendo y cómo un montón de
personas están muriendo brutalmente en Medio Oriente. Los musulmanes están avanzando, están
matando, están trabajando duro, están tomando ciudades y obligando a todos a
que se conviertan al islamismo, ¿y yo? ¿Qué he hecho para llevar la salvación?
Todo lo que hice hasta hoy no es nada con la cantidad de almas que aun están
perdidas. Y determiné no perder más tiempo, sino salvar a todas las personas
que encontrar por el camino, pues no acepto perder ni un alma para el maldito
diablo, pues Dios me escogió para salvar, entonces, Señor, heme aquí para esa
guerra ¿Y usted amiga, se alista conmigo? ¿Vamos a dar nuestra última gota de sangre
por las almas? Y usted amiga, que se siente débil, sin fuerzas, LEVANTESE y
PARE de confesar eso, Dios ya te dio fuerzas, Dios ya te levantó, ahora es
preciso que usted crea y confiese su victoria. Agarre su uniforme y venga a
ganar almas con nosotros.
Me gustaría
dejar una preguntita para todas: ¿Qué Dios te ha pedido que haga a favor de las
almas? ¿Cómo usted va a ganar almas? Y usted que es hijo de pastor, le invito a
ayudar a otro hijo de pastor a tener un encuentro con Jesús. Deje sus
respuestas en los comentarios.
Un beso a
todas y hasta semana que viene.
OBS: Semana
que viene doy continuidad al post de la semana pasada.
Juliana Furucho
2 comments:
Muy fuerte. Es muy cierto que estamos en los últimos dios y debemos estar prontos para la guerra. Y Nuestra principal batalla debería ser contra satanás para sácar las almas del infierno. Nuestra misión es ganar almas, salvarnos para salvar a otros.
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