domingo, 21 de noviembre de 2010

Cuando Dios escoge a su otra mitad 3:


Mi nombre es Janaina, siempre he sido una joven carente, y muy ansiosa por mi vida amorosa, a mis doce años de edad ya estaba deprimida debido a la vida sentimental. Parece mentira, pero tan joven, ya me involucraba con hombres, incluso mayores que yo, ¡pero nunca fui feliz! Siempre he estado involucrada con hombres que en realidad sólo querían aprovecharse de mí. Cuando descubría el engaño venía la decepción de saber que estaba siendo apenas un juguete, me sentía la peor de las mujeres, pero yo estaba tan ciega que no podía oír el consejo de mi madre, que me decía que ¡sólo un hombre de Dios podría hacerme feliz!
Después de tanto sufrimiento encuentré la iglesia universal, a los 19 años de edad y comencé a buscar mi liberación. Lo que me trajo a la iglesia era una pasión incontrolada que tenía por un hombre que estaba terminando con su propia vida a causa de las drogas. Pero yo estaba ciega y no podía dejarlo por nada, incluso le mentía a mi madre diciendo que iba a la escuela, pero en realidad me quedaba con él, que no quería una relación seria pues tenía varias mujeres, y me hacía llorar porque yo le quería sólo para mí.
Dios comenzó a hablar conmigo, entonces pensé que si se entregaba a la droga y no cuidaba de sí mismo, no se amaba a sí mismo, así que ¿cómo podría amarme?
Fui buscando mi liberación, y gracias a Dios me libré de esa pasión, de toda esta angustia y depresión. Derramé mi corazón y le dije a Dios: “Mi padre querido, ya sufrí mucho en mi vida sentimental, no acepto más ser engañada por mi propio corazón, y le pido que el que ahora sea mi novio venga a ser mi marido. Si es para intentar una relación no quiero, yo quiero un hombre de Dios con el mismo objetivo que yo: ¡ganar almas!” Bueno, esa era mi única oración, y entregué en las manos de Dios, ya no estaba ansiosa porque creía que Él no iba a fallar.
No fue fácil, fui tentada de todas formas, pero yo mantuve mi fe en Dios.
Recuerdo a un muchacho que apareció en la iglesia que demostraba ser un hombre de Dios, siempre estaba en la iglesia, grupo de jóvenes, siempre estaba allí haciendo la obra, y comencé a orar con él, hablando, sólo que con el tiempo, Dios me mostró lo que había dentro de él, se enfrió en la fe y sólo hablaba mal de la iglesia, que fue injusticiado, que no tenía fuerzas para orar…, entonces yo, como había hecho mi oración, rápidamente me di cuenta de que algo andaba mal. Fue cuando le pregunté: ¿quién es la persona más importante en tu vida? Rápidamente respondió que era yo. Fue entonces cuando vi que no era la persona adecuada porque Dios estaba en segundo lugar en su vida. Me dijo que dejaría todo, hasta la obra de Dios para estar conmigo. Di gracias a Dios por haberme librado de esta relación. Ahora él está en el mundo, sufriendo, necesitado de un encuentro con Dios.
Dios me bendijo con un gran hombre de Dios, cuando le conocí, no tuve dudas, era una certeza dentro de mí de que era él. No sentía nada, pero era la persona ideal que yo buscaba, tenía mi misma fe, me amaba, me respetaba, era un amigo, Dios me bendijo con la persona correcta.
Antes de ser bendecida busqué un encuentro con Dios, porque de qué servía querer un hombre de Dios, siendo que yo no tenía este encuentro, todo iba a salir mal.
Dios escuchó mis oraciones, me guardé para mi marido, y ahora soy casada, amo y soy amada, y digo a todos que ¡vale la pena esperar a la persona adecuada!
Cuarto consejo: Olvídate de tu pasado, de las malas experiencias que has vivido. Todavía hay tiempo para empezar de nuevo.
Espera en Dios la persona especial que Él ha preparado para ti.

6 comments:

Mary dijo...

Esta muy bonita su historia Sra. Janaina.

Anónimo dijo...

muy fuerte sin palabras gracias a Dios por leer esto.. Dios le bendiga...

yoenis dijo...

gracias por darme una palabra que le levanto la nesesitava que Dios la bendiga

Anónimo dijo...

muy fuerte

Anónimo dijo...

ES FUERTE SRA. GRACIAS POR SU TESTIMONIO..POR ESO LA OPORTUNIDAD DE CONOCER A LA PERSONA QUE ESTA A NUESTRO LADO ES EN EL NOVIAZGO...AL HOMBRE DE DIOS NO LO HACE UNA CORBATA, SI NO SU TEMOR Y CARACTER DELANTE DE DIOS.

Clau dijo...

Seguro que vale la pena esperar, veo tantos matrimonios bendecidos!!!es una felicidad y un ejemplo!!!!

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