miércoles, 17 de noviembre de 2010

Cuando Dios escoge a su otra mitad 2:


Mi nombre es Daniela, cuando entré en la adolescencia empecé a preocuparme por mi vida amorosa, yo sabía que no era el momento adecuado, pero como cualquier adolescente que cree que lo sabe todo, empecé de novia a los 13 años, debido a la edad no tenía madurez, discutíamos mucho por las cosas más insignificantes y eso se mantuvo durante tres años. Fue cuando conocí la iglesia universal, a causa de problemas familiares y por mi vida sentimental.
Comencé a estar firme con Jesús, evangelizaba, entré en el grupo joven, pero había una piedra en mi zapato que me molestaba, yo sabía lo que era, pero tenía miedo de terminar con mi novio pues estaba enamorada de él y tenía miedo de quedarme sola.
Fue naciendo el deseo de servir a Dios como obrera, pero ¿cómo ser obrera y salir con alguien que no estaba en la misma fe que yo, porque éramos de otra iglesia y él no quería dejar el vino viejo y conocer el vino nuevo que era la IURD?
Pasaron cinco meses, ya estaba en la iglesia, había sido bautizada con el Espíritu Santo, y dije:
“Voy a terminar, está en la mano de Dios.” Fue tan maravilloso que no sufrí, Dios lo quitó de mi corazón que ni cuenta me di.
Bueno, pasaron los meses, comencé a sentirme sola los fines de semana, tenía a Jesús, mas empezó a preocuparme de nuevo mi vida amorosa, fue cuando conocí a un obrero. Hablábamos mucho, pero no coincidíamos en nada, él no tenía una buena reputación como obrero, aún así me pidió que oráramos y yo acepté, fui levantada obrera y empezamos a salir, fue muy difícil, por la cultura, la espiritualidad, pero seguí adelante con esto y todos me decían que no funcionaría, y dentro de mi pensamiento yo decía, va a funcionar, sí, le voy a cambiar. Pasó un año..., dos años y terminamos alrededor de 5 veces, pero por pena regresaba con él pues era llevada por el sentimiento, yo sabía que no era feliz, pero para no estar sola, como dicen, “fui empujando con la barriga”.
Después de tres años comenzamos a hablar de matrimonio, compramos los muebles, hice mi ajuar, pero sentía a Jesús hablándome: “termina, no serás feliz, no te gusta lo suficiente como para casarte”, y le dije a Dios: “pero cuando nos casemos el amor crecerá” (qué engaño del diablo). Luego vino la hoguera santa, hice mi voto con Dios por mi vida sentimental y fui honesta con Dios en mi petición y le pedí que quitara de mí el miedo de estar sola y que en el momento adecuado Él trajese a la iglesia, un hombre de Dios, de carácter fiel a Él.
continua...

4 comments:

Genilda de Melo dijo...

Solo Dios sabe lo que necesitamos en la vida sentimental. Estaré aguardando la segunda parte^^

Anónimo dijo...

Quiero seguir Leyendo esta Historia...
Me siento muy Identificada...
Muchas Bendiciones! Obr. Guillermina!
Firme en la Fe!

Anónimo dijo...

Esperar en Dios es aquello que debemos hacer, nuestra Vida sentimental, debe estar a un lado... Dios Obrara en nuestras vidas cuando sea el Momento!

Anónimo dijo...

DONDE ESTA LA SEGUNDA PARTE LA QUIERO LEER!!!

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...