Dina se despertó con la voz de sus hermanos. Ellos regresaban de pastorear los rebaños, era una alegría cuando ellos regresaban. A veces quedaban muchos días, y hasta semanas pastoreando los rebaños en el campo.
- ¡Dina! ¡Dina! ¿Dónde crees que vas de esa manera? - Dijo Lea.
- ¡Madre llegaron mis hermanos, quiero abrazarlos!
- ¡Yo se hija! ¡Pero ya no eres una niña, ahora eres una jovencita! ¡Ya no puedes salir de cualquier manera y vestida de esa forma!
Mientras Lea hablaba, Dina miraba su ropa de dormir, una simple túnica de lino blanco.
- ¡Pero mamá siempre salí así para ver a mis hermanos!
- ¡Sí hija pero ya crecisteis! Y es hora de aprender a comportarse. ¡Ven aquí cerca de mí! - Dijo Lea haciendo una señal con la mano para que Dina se siente.
Lea era una madre muy cariñosa y amaba mucho a su hija, cada vez que miraba el lindo rostro de Dina agradecía a Dios por la belleza que Le había regalado a su hija. Pero al mismo tiempo su corazón de madre se preocupada, porque Dina era una niña muy inquieta y curiosa.
-¡Hija tu eres muy Linda! ¡Y eres una joven especial! ¡Tú perteneces a una familia que Dios ha escogido! ¿Recuerdas la historia que tu padre siempre cuenta de Abraham e Isaac?
- Sí, madre - dijo Dina atenta a las palabras de su madre, mientras ella le hacía una linda trenza en su cabello.
- ¡Un día mi hija, tu padre elegirá un hombre que creerá en nuestro Dios para ser tu marido! - Dina sonrió y bajó la cabeza, con su rostro rojo de vergüenza.
- ¡Sí, hija! Un hombre que te ame y te haga muy feliz y le puedas dar muchos hijos. ¡Por eso, debes comportarte y guardarte hasta ese día! ¡Quiero lo mejor para ti! - Dina abrazó a su madre fuertemente, y la besó con ternura.
- ¡Bueno, ahora sólo falta cambiar esa ropa! – Le dijo Lea mientras ayudaba a Dina a ponerse un vestido celeste.
- ¡Ahora si, puedes salir de la tienda para ver a tus hermanos!
Dina salió corriendo, pero a lo que salió de la tienda se recordó que tenía que ser diferente, dejó de correr y fue en dirección de sus hermanos.
- ¡Dina! - Gritó Rubén su hermano mayor, mientras la cargaba en sus brazos dando vueltas sin parar. Dina reía de felicidad ella sabía que sus hermanos la amaban mucho.
Al día siguiente Dina estaba sentada al lado de Zilpa haciendo el pan, y las dos se divertian lanzándose harina una a la otra, pero cuando Dina miró al campo vio que su padre estaba hablando con su madre y con su tía Raquel, y parecía nervioso. Dina se lleno de curiosidad y camino hacia ellos escondida entre los arbustos secos para que no la vean. No conseguía escuchar muy bien cual era el asunto, pero entendía que era algo que Dios había hablado con su padre. Dina se levantó corriendo de los arbustos y regresó al campamento antes de que sus padres llegaran.
Esa noche Jacob reunió a toda la familia y les dijo todo lo que estaba sucediendo y que se irían a una nueva tierra.
Y Así Dina llegó con sus padres y toda la familia a la ciudad de Siquem, y cerca acamparon en las tierras que su padre había comprado de Hamor.
Hamor era el principal de la ciudad y tenía un hijo de nombre Siquem, era un joven alto y fuerte con muy buena apariencia, pero muy mujeriego y se aprovechaba de la posición que tenía por ser hijo del hombre más importante de la ciudad.
Dina estaba eufórica, un lugar nuevo, todo diferente. Es hora de armar las carpas y poner todo en su lugar, había muchas cosas que organizar. Mientras que los hombres eran responsables por montar las tiendas bien seguras para no caer, las mujeres extendían las cortinas en el interior y organizando los objetos.
Dina parecía un poco distante, estaba observando lo que había alrededor,-¡Dina! Ven a ayudarme, grito Lea un poco impaciente.
"Voy madre”, dijo corriendo, pero mirando hacia atrás.
Pasaron algunos días y Dina caminaba inquieta y pensaba consigo misma: "Ai, estoy muy curiosa por conocer a las muchachas de aquí de la tierra de Siquem, quien sabe la vida de ellas puede ser más divertida y menos monótona que la mía, si yo voy nadie se dará cuenta”, por lo que miró a su alrededor y al no ver a nadie cerca, escapo sola.
¿Ustedes vieron a Dina?, La madre pregunta a sus siervas.
"No, mi señora, debe haber ido a caminar un poco."
"Hum, no me gusta nada que camine sola, no conocemos a nadie todavía, puede ser peligroso", dijo Lea preocupada.
Dina parecía no tener miedo, al entrar en la ciudad se quedo encantada, porque todo era nuevo para ella y muy diferente a lo que sus ojos estaban acostumbrados a ver, pero no se dio cuenta de los peligros que enfrentaba.
Andar sola en medio de extraños y en un pueblo pagano era arriesgado, pero la curiosidad la llevó a sentir la necesidad de ir a "conocer" el mundo. Dina era muy hermosa y despertaba las miradas de la gente del pueblo.
"¿Quién es esa chica?" Pregunto Siquem, hijo del príncipe de aquella tierra.
"No sé, señor, nunca la hemos visto por aquí, parece ser extranjera."
El peligro se acercaba, Dina sola e inocente en medio de lobos y no sabía cómo defenderse.
Ella no podía imaginar lo que iba a suceder, estaba atrapada....
(Continua)
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