Este domingo que pasó celebramos el día de la madre. Una fecha donde
todos nosotros recordamos a nuestra querida mamá, agradecemos, reconocemos su
valor y le hacemos declaraciones de
amor.
Todos sabemos el valor y la importancia de nuestra madre, pero yo le
pregunto a usted, ¿qué tipo de hijo ha sido? Sé que palabras de amor, cariño,
declaraciones y regalos pueden llegar a alegrar a su mamá, pues por lo menos
ella puede percibir que usted la ama. Pero yo estaba pensando y me acordé de
cómo era yo antes y cómo soy hoy, y percibí cuánto aman todos a sus madrecitas
queridas, pero, ¿sabemos expresar ese amor? ¿O será que solo logramos
demostrarlo después de una tragedia, de una separación o después de muchos
años?
Cuando yo era adolescente creía que mi mamá era muy fastidiosa, pues
siempre me mandaba a limpiar la casa, cocinar, lavar mi uniforme, organizar mi
cuarto y el guardarropa. Ella detestaba el cuaderno de la escuela sucio o con
“oreja de burro” y estaba siempre detrás de mí. Para mí era el fin del mundo
cuando me reclamaba por mi guardarropa o cuando me mandaba a limpiar el baño.
Pero hoy, a la edad que tengo, puedo entenderla como nunca antes. Veo que
pedirme ayuda para limpiar la casa no era nada más que lo justo, ya que yo
vivía ahí también y ella no era nuestra empleada. Cuando ella me pedía que
cocine, en verdad estaba preparándome para el futuro. Cuando ella reclamaba de
mi guardarropa, estaba enseñándome a ser organizada. Cuando me mandaba a lavar
y planchar mi uniforme, en realidad
estaba privándome de la vergüenza de no saber, durante mi matrimonio,
cuidar la ropa de mi marido. Cuando me retaba por causa del cuaderno sucio o
por las “orejas de burro” en los libros, en verdad estaba demostrándome que
estaba pendiente de mis estudios y quería que yo fuese la mejor alumna. En aquella
época yo no entendía, me enfadaba y murmuraba, pero hoy, cómo agradezco a mi
mamá por todo lo que hizo por mí. Sin contar los chinelazos que llevé por
portarme mal, por ser contestadora o malcriada; fueron esos chinelazos que me
mantuvieron en la disciplina. Cuando ella me despertaba de madrugada para ir a
la Iglesia y me enseñaba a tener temor por las cosas de Dios, fue lo que me
llevó a llegar hasta aquí, a ser una sierva de Dios que entregó la vida para
salvar almas. Su ejemplo y amor por la Obra de Dios me enseñaron a ser así
también.
Ahora le pregunto a usted, joven: ¿será que puede reconocer el esfuerzo
que su madre ha hecho para criarlo de la mejor manera posible? ¿Usted ha
reconocido el verdadero valor de ella o solo le dice palabras bonitas una vez
al año? Hoy les paso a ustedes lo que aprendí con los años: valore su
mamá, su papá y todas las personas que se esfuerzan para
enseñarle lecciones valiosas para su vida. Sean sus padres biológicos, sus
abuelos o inclusive el pastor o la esposa de su Iglesia, que cada dos por tres
le corrige para impedir que usted caiga en la equivocación.
Amigas, valoren a quien de verdad las ama y no den oídos a aquellas
personas que quieren llevarlas por el camino ancho que las lleva a la
perdición. Haga del día de la madre/padre todos los días, siendo obedientes,
ayudando en casa, dando un beso y reconociendo el esfuerzo que sus padres hacen
por usted y no es solo una vez al año.
Que Dios las bendiga grandemente y hasta la semana que viene.
Juliana Furucho
Traducción: Milena Pignatta
3 comments:
Me hace pensar y reflexionar en valorar el amor de mis padres .
De hacer lo mejor posible el papel de hija que tengo y que solamente yo puede hacerlo !!! :)
Me sentí bastante identificada cuando leí el artículo... Me hizo comprender que la verdadera intención de mamá en todo este tiempo era prepararme para cuando fuera mayor. Me hizo pensar que ella nunca desistió de mi y no lo hace hasta hoy en día. Solo haciendo el día de la madre/padre todos los días en obediencia, estaremos valorizando su esfuerzo y dedicación. Una gran lección.
nuestra madre siempre quiere lo mejor para nosotros,el mejor regalo que puedo darle es respetarla y dar lo mejor de mi para ella.
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