Hoy comparto con ustedes el mensaje de una lectora y les pido que lean
con bastante atención, pues será una palabra para quien estuvo o aún está en la
misma situación.
"¡Hola doña Catia!
Me llamo María, tengo 26 años y vivo en Brasil.
Llegué a la iglesia muy jovencita, hacía todo bien para agradar a Dios.
Pero eso pronto cambio al sufrir una injusticia dentro de la iglesia, eso
me dejo muy mal y en vez de usar eso para aproximarme más a Dios, acabé usando
esa situación de forma errada. Quería ser obrera y en la primer
oportunidad que tuve me postulé como candidata, no porque quería servir a Dios,
sino para mostrar para aquellos que me injusticiaron que yo
podría un día ser obrera.
Cuando el pastor preguntó si yo tenía el Espíritu Santo yo
respondí rápidamente que sí, aún estando consciente
de que yo no Lo tenía. Fui consagrada a obrera en medio de la mentira
y el engaño, sabía que entraría en una batalla y no estaba revestida con la
armadura, pero por un capricho yo seguí adelante. Pasé años viviendo en el engaño,
viviendo de apariencia, quien me miraba veía una persona "llena"
de Dios. Pero dentro de mí existía un vacío enorme, no tenía paz, una persona
llena de miedos, inseguridades, complejos, sufría mucho, tenía una tristeza
enorme en mi alma.
En medio de tanto dolor, vi que precisaba urgentemente
buscar el Espíritu Santo, y así hice. Lo busqué, conté a Él todo lo que me
pasaba en mi interior, y no demoró mucho que yo recibí el Espíritu Santo.
Comencé a cambiar pero había algo en mi que me incomodaba, yo sabía que necesitaba buscar ayuda, pero no
tengo coraje, pensaba cómo sería la reacción de las personas, pensaba que iba a
ser juzgada. Hasta que conocí a la señora Catia y decidí pedir ayuda aún con un
poco de miedo de exponer mi situación a la señora, no fue fácil pero hablé
todo, hasta lo que nadie sabia. La señora, al contrario de lo que yo imaginaba,
me extendió la mano hacia mi para ayudarme y no juzgarme.
Me mostró lo que necesitaba hacer; el primer paso era vencer mis miedos,
inseguridades, complejos, y confesar todo para mi pastor. Fue una guerra muy
grande dentro mío, pues pensaba que no lo lograría, pero la señora me enseñó a
desafiar y vencerme a mí misma,que yo no podía preocuparme con la opinión de
las demás personas, pero yo precisaba verme como alma; ¡Y así hice!
Me coloqué en la condición de alma, busqué la dirección de la iglesia y
hablé todo lo que hasta entonces estaba oculto, y a partir de ese entonces me
siento otra persona. Hoy estoy muy bien, me siento totalmente transformada.
Agradezco todos los días a Dios por haberla colocado en mi vida, agradezco por
haberme enseñado a vencerme a mi misma, a ser transparente en todo aún siendo
difícil, pues mi Salvación es más importante que cualquier cosa. Cada
orientación suya me ha enseñado más de Dios y a depender de Él.
Que el Señor Jesús le continúe bendiciendo.
Besos sra Catia Rubim"
Si le ayudó o se encuentra en esa situación, hoy mismo tome una decisión
y no mire el ahora, sino vea allá adelante su testimonio de superación
que ayudará, primero a usted misma y luego a otras mujeres.
Besos dulces
Catia Rubim
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