De niña siempre quise tener un
cachorrito, pero a mi padre no le gustaban los animales dentro de casa y era
muy difícil convencerlo. Cuando éramos ya adolescentes, él nos dio un pastor
alemán, era bebé y lo llamamos Puchi.
No siempre él nos daba lo que
queríamos en el momento en que se lo pedíamos, y le agradezco por eso, pues
muchas veces queremos cosas que no siempre son buenas para nosotros.
Y con Dios es igual, no siempre Él
nos da lo que pedimos en el momento en que lo queremos, pues muchas veces
deseamos cosas de las cuales no estamos preparadas para recibir, o no tenemos
la estructura espiritual para tener aquello en aquel momento.
Dios, como un padre, nos ama y
quiere darnos, pero Él dará lo que sea para nuestro bien en el momento cierto,
o sea cuando estemos listas para administrar aquella bendición.
Muchas veces, por falta de
entendimiento, nos quedamos insistiendo, nos tornamos ansiosas y cuestionamos a
Dios porque no logramos ver que no es el momento y que una bendición anticipada
se torna una maldición, porque la persona se perderá por no haber estado
preparada para aquella bendición, meterá los pies por las manos y muchos
terminan hasta abandonando la fe.
Entonces amigas, no se desesperen,
pida a Dios que la prepare para las bendiciones, pues Él hace todo en el
momento cierto.
Les dejo la foto de mi cachorrito
Dot, que ustedes ya conocen y que también fue un presente, ya tengo 8 años con
él.
“A La herencia de fácil
comienzo no tendrá un final feliz.” Proverbios 20:21
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