Loco por una posición

“Y David se quedó en el desierto en lugares fuertes, y habitaba en un monte en el desierto de Zif; y lo buscaba Saúl todos los días, pero Dios no lo entregó en sus manos.” 1 Samuel 23:14.

El rey Saúl vivió para servir y agradar a Dios, pero un día tuvo la desafortunada idea de desobedecer la voz de Dios y por ello perdió el trono y otro fue elegido para ocupar su lugar.

Ahora la vida de Saúl cambió completamente de rumbo, su visión ya no era la misma. Se olvidó de sus principios, su fe y el temor a Dios que antes poseía y se torno en una persona  egocéntrica y perturbada. Todas

Su objetivo principal paso a matar al que representaba una amenaza para su posición como rey.

sus fuerzas y energías se dirigían  a destruir a David, Dios no le importaba, ni el pueblo, ni los enemigos de Israel, él era lo único que le importaba en ese momento.

No aceptó la voluntad de Dios y se rebeló, mostrando todo lo malo que estaba dentro de él, finalmente perdido el foco.

Quién sirve en el altar de Dios esta consciente de que su vida es para  agradar a Dios y llevar en alto el nombre de Jesús, aunque el suyo nunca sea conocido. Su función es dar, pensando siempre en las almas.

La caída del hombre y /o mujer de Dios comienza cuando se olvida de esto y empieza a ver para sí mismo, a querer una posición de destaque, querer reconocimientos, querer que su trabajo sea recompensado.

Como se puede ver ahora la palabra ha cambiado, ya no es “dar”, pero “quiero”, entonces la vida del siervo de Dios comienza a caer en un abismo.

Su visión no es mas la obra de Dios, ahora va a actuar por la fuerza del brazo y luchar para ocupar una posición o  lugar que en su opinión, es donde el merece estar. Los malos sentimientos comienzan a hacerse cargo de su interior, como el odio, la envidia, los celos, las calumnias, e incluso tendrá  voluntad de acabar con aquellos que parecen una amenaza para su éxito, fue exactamente lo que le sucedió al rey Saúl.

Cuando la persona se en foca en si misma y deja de pensar en las almas, en agradar a Dios, en obedecer la voluntad de Dios, luego viene la ruina, y no hay nadie que le pueda ayudar.