¡Hola queridas!
Vamos a continuar los viernes con la serie “Ejemplo de siervo” pues aun no
finalizó.
“En aquellos días, como hubo gran gentío, y no
tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos, y les dijo:
Tengo compasión de la multitud, porque ya hace
tres días que están conmigo, y no tienen qué comer:
Y si los enviare en ayunas a sus casas,
desmayarán en el camino; porque algunos de ellos han venido de lejos.
Y sus discípulos le respondieron: ¿De dónde
podrá alguien hartar a estos de pan aquí en el desierto?
Y les pregunto: ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos
dijeron: Siete.
Entonces mandó a la multitud que se recostase
en tierra; y tomando los siete panes, habiendo dado gracias, partió, y dio a
sus discípulos que los pusiesen delante: y los pusieron delante a la multitud.
Tenían también unos pocos pececillos: y los
bendijo, y mandó que también los pusiesen delante.
Y comieron, y se hartaron: y levantaron de los
pedazos que habían sobrado, siete espuertas.
Y eran
los que comieron, como cuatro mil: y los despidió.” Marcos 8:1-9
Jesús se compadeció de aquel pueblo, que
estaba con él hacía tres días y no tenía que más comer. La compasión de Él es
ejemplo para todos nosotros.
Siempre pedimos a Dios oportunidades para
servirlo, y ellas se presentan todos los días. Pero a veces pensamos que somos
usadas por Dios solamente cuando realizamos algo extraordinario, mientras que
podemos servirlo en cosas mínimas también.
Siempre que pensamos en los demás,
prestamos atención a las necesidades de aquellos que están a nuestro lado, nos
disponeos a ayudar a alguien que precisa apoyo; estamos sirviendo a Dios. Eso
puede acontecer tanto dentro de nuestra propia casa, con una amiga, en la
iglesia o hasta con un desconocido en la calle.
Una palabra, una sonrisa, un gesto, un
favor, compartir el pan, enseñar algo, dar atención son cosas que pueden hacer
la diferencia en la vida de alguien.
¿Ya prestó atención si su marido está
precisando que usted le dé más atención? Y las personas con las que usted
trabaja en la iglesia, ¿usted ha visto cómo ellas están, si precisan de algo? ¿Qué podría hacer por su amiga? ¡Tal vez ella está pasando por un
problema y necesita una palabra de fe! Sus vecinos tienen problemas ¿Usted
alguna vez les habló de Jesús?
¿Será que siempre pensamos en los demás, o
tenemos un carácter egoísta? Sentir lástima es una cosa y hacer algo al
respecto es otra.
El Señor Jesús tuvo compasión e hizo algo
por aquellas personas, eso significa que quedar con pena no sirve de nada si no
actuamos.
Vamos a prestar más atención en las
necesidades de las personas a nuestro alrededor, tal vez por andar tan ocupadas
no prestamos atención en los detalles y en las oportunidades que Dios nos da de
servirlo.
¿Y entonces que hará?
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