Así siguió la vida de Nabal y Abigail, el en fiestas y ella siempre en segundo plano.
Pasado un tiempo cierto día David estaba en el desierto de Parán. Él ya había sido ungido por Dios para ser rey, aunque todavía no ocupaba esa posición pues estaba huyendo del actual rey Saúl que procuraba matarlo para no perder su lugar. David envió algunos mensajeros a Nabal para saber cómo él se encontraba a fin de conseguir alimentos.
"Buenos días señor, somos enviados por parte de David, que desea saber cómo esta y nos mando a decir: "Sea paz a ti, y paz a tu familia, y paz a todo cuanto tienes.”, dijeron los mensajeros un poco asustados, conociendo la mala fama de Nabal.
"Hablen luego, no tengo tiempo sobrando", respondió Nabal con la dureza que lo caracterizaba.
David pidió decirle las siguientes palabras: "He sabido que tienes esquiladores. Ahora, tus pastores han estado con nosotros; no les tratamos mal, ni les faltó nada en todo el tiempo que han estado en Carmel. Pregunta a tus criados, y ellos te lo dirán. Hallen, por tanto, estos jóvenes gracia en tus ojos, porque hemos venido en buen día; te ruego que des lo que tuvieres a mano a tus siervos, y a tu hijo David."
Al llegar los mensajeros de David, dijeron a Nabal todas estas palabras en nombre de David, y se callaron.
"¿Quién es David y quién es el hijo de Isaí? Hay muchos siervos que hoy huyen de su amo.
¿Tomaría yo, pues, mi pan y mi agua, y la carne de mis ganados que degollé para mis esquiladores, y daría a hombres que no se de dónde vienen? “respondió Nabal.
Entonces los siervos de David se fueron en camino y regresando, vinieron anunciar todas estas palabras.
"Mi señor, Nabal es un hombre grosero y no nos va a ayudar."
Entonces David dijo a sus hombres: “Cíñase cada uno su espada.” Y se ciñó cada uno su espada y también David se ciñó su espada; y subieron tras David como cuatrocientos hombres, y dejaron doscientos con el bagaje.
Uno de los Criados, sin embargo, le anuncio a Abigail, la esposa de Nabal, diciendo: "He aquí David envió mensajeros del desierto que saludasen a nuestro amo, y él los ha zaherido. Y aquellos hombres han sido muy buenos con nosotros, y nunca nos trataron mal, ni nos faltó nada en todo el tiempo que anduvimos con ellos, cuando estábamos en el campo. Muro fueron para nosotros de día y de noche, todos los días que hemos estado con ellos apacentando las ovejas. hora, pues, reflexiona y ve lo que has de hacer, porque el mal está ya resuelto contra nuestro amo y contra toda su casa; pues él es un hombre tan perverso, que no hay quien pueda hablarle. "
Las palabras del siervo parecían justas a los oídos de Abigail, ella conocía el carácter de su marido y como era una mujer sabia y bondadosa tenía que pensar en una estrategia antes que aconteciese una desgracia.
A pesar de que él era malo, ella no iría a tomar venganza ni aprovecharse de la situación para destruirlo.
Después de todo no era bueno crear enemistades con el futuro rey de Israel, pues ella sabía que su marido estaba equivocado. ¿Cómo ella iría resolver esta cuestión y librar a su marido terco y obstinado?
(Continúa el próximo lunes)
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