lunes, 13 de noviembre de 2017

Tres tipos de personas





En el relato sobre la captura del Señor Jesús, cuando fue llevado por los religiosos con el fin de condenarlo sin ningún motivo, podemos observar lo siguiente:
(Lea Juan 18:28-40)

* El Señor Jesús – totalmente enfocado en Su misión y en agradar al Padre, nunca se defendió ni se resistió a Su propósito. 

* Los religiosos – muy preocupados en perder su posición, o su dominio. Lo único que querían era librarse de su “enemigo”, de aquel que representaba un peligro para su bienestar político y religioso, o sea, el Señor Jesús.

* Pilato -un gobernador indefinido, sabía que Jesus era inocente pero no tenía el coraje de dejarlo libre y contrariar a los religiosos. 

Eso nos muestra que siempre existirán esos tres tipos de personas:
  • Las espirituales – aquellas que quieren agradar a Dios y colocan Su voluntad por encima de todo. Se mantienen limpias y apartadas del mal. Ellas están enfocadas en la misión, no enfocándose en su propia vida.
  • Las carnales – aquellas que son capaces de todo para defender sus propios intereses, aunque para eso tengan que “matar” a quien se atraviese por su camino (con mentiras, falsos testimonios, engaño, etc.).
  •  Las indefinidas – aquellas que quedan del lado que les conviene, pues también están pensando en sí mismas y no en la justicia, ellas quieren quedar del lado de quien, según ellas, puede darle más beneficios sin colocar en riesgo su posición o bienestar.

¡Veamos cuál de ellas hemos sido!


continue reading

miércoles, 8 de noviembre de 2017

¿Cómo mantenerse puro?




“Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas.” Tito 1:15


Tal vez muchos se preguntan cómo es posible mantener la pureza en medio a tanta maldad vista en este mundo. Y estando una persona solita, sin la presencia de Dios, estoy de acuerdo que es prácticamente imposible.
Mientras tanto, el Espíritu Santo nos da la condición de mantenernos puros para Dios. Pero cabe en nosotros vigilar para mantener esta pureza y no dejar que nuestros ojos, mente y corazón se contaminen con cosas malas.
Cuando la personas es pura, ella ve las cosas con buenos ojos (claro que no estoy hablando de ver las  cosas equivocadas y aceptarlas como correctas). Pero tener pureza es comprender a las personas, ser misericordiosa, ver el lado bueno y no querer siempre encontrar el lado malo, que muchas veces ni existe a no ser para aquellos que tienen malos ojos.
 La personas que está en esa condición de impureza normalmente le gusta contaminar a los demás, lanzando palabras venenosas y comentarios innecesarios.
Los impuros siempre entienden todo mal; si lo quieren ayudar, el ve aquello como persecución; si recibe una reprensión, él ve como injusticia; hasta cuando le hacen el bien, él ve una mala intención o algún interés. Como es impuro, no sabe recibir el bien ni identificarlo.
Mantengamos nuestra pureza delante de Dios, pues ella es una característica del Espíritu Santo que habita en nosotros.

¡Dios las bendiga a todas!




continue reading

lunes, 23 de octubre de 2017

Mi historia 15 – La obra de Dios y la família



En la época en la que yo era obrera, la reunión principal de domingo era 7:30 de la mañana. Entonces sábado yo dejaba todo listo, mi uniforme planchado, mis zapatos lustrados, pues domingo nos levantábamos bien temprano para ir a la Iglesia.
Me acuerdo que mi sueño era poder quedar todo el día, almorzar allá y permanecer para las reuniones de la tarde. Mientras tanto eso no era posible, mi padre exigía que en el almuerzo de domingo toda la familia estuviera presente, ya que durante la semana él y mi mamá no almorzaban en casa debido al trabajo.
Como ya les dije anteriormente, yo tenía dieciocho años en la época, pero vivía y dependía financieramente de mis padres, pues yo estudiaba; entonces no porque yo era mayor de edad podía faltarles el respeto. Después de la reunión, íbamos corriendo para casa a almorzar y luego volvíamos rápidamente a la Iglesia.
Ahora, imagine si yo dijera: “soy mayor de edad y voy a comer en la Iglesia, punto final”; ¿Cómo usted piensa que mi padre reaccionaría? El me iba a reprender y además quedaría con rabia de la Iglesia, pensando que el pastor exigía eso de mi, cuando en realidad eso  no era cierto. Muchos han hecho que sus familiares odien la Iglesia por causa de su mal ejemplo, pues ellos inmediatamente piensan que la Iglesia les dicta reglas y que tiene ciertas exigencias, que en la verdad son decisiones que la persona toma sin tener en cuenta el mal testimonio que está dando.

Pues me gustaría que todas pensaran ahora qué tipo de testimonio ha dado a sus familiares.
A lo largo de los años conocí varias obreras que eran incansables respecto a la Obra de Dios, trabajaban en las reuniones, limpiaban, quedaban hasta tarde, pero en casa eran un pésimo testimonio del Señor Jesús. No respetaban a los padres, no ayudaban en las tareas domésticas, hacían de su casa un hotel. Salían temprano para estudiar o trabajar y volvían apenas para dormir, como si no tuvieran ninguna responsabilidad con su hogar y su familia.
Esas actitudes hacen una gran diferencia ¿Cómo exhalar el perfume del Señor Jesús si no actuamos de acuerdo a Sus enseñanzas?
Pero más que hablar, nosotros precisamos mostrar a Dios para nuestra familia. Muchas hablan, pero como sus actitudes no comprueban lo que dicen, la familia no cree en sus palabras. Otras casi no hablan, pero con su testimonios han llevado a sus familiares y entes queridos a la fe.
Es hora de rever si usted ha hecho lo que Dios quiere que usted haga o si está actuando de acuerdo a su propia voluntad.
Tal vez muchos de los problemas o persecuciones que sufre en casa no son culpa de sus padres como usted afirma, sino que son causados por su indiferencia, falta de atención, de cariño y de consideración para con ellos.
Sea más sensible a las necesidades de sus padres, respételos, ayúdelos y Dios le va a honrar.
No quiera imponer su fe, antes muéstrela por medio de sus actitudes.
¡Piense en eso!


continue reading

lunes, 16 de octubre de 2017

Mi historia 14 – La vergüenza pública

-->

Cuando termine mi curso, hice una pasantía de tres meses en una empresa. En el recorrido yo siempre pasaba por una calle llena de comercios en el centro de Puerto. Era una larga avenida repleta de tiendas y muy concurrida.

Siempre había algunos vendedores ambulantes y también personas menos favorecidas pidiendo limosna en la calle. Pero entre aquellas mujeres, una me llamaba la atención, yo la veía todos los días allí sentada en el piso con un niño. Una escena difícil de ver. Si ya duele ver a un adulto pidiendo, imagine a un niño, siendo que ésta era visiblemente enferma.

Aquello comenzó a incomodarme, yo necesitaba hablar de Jesús para ella. Pero ¿Cómo? Ella siempre estaba rodeada de gente que pasaba por allí y algunos paraban para dejar limosnas ¿Cómo haría para conseguir que ella me oyese?

Los días se pasaban y continuaba viendo aquella triste escena, diciéndome a mí misma “necesito hacer algo”.

Cierto día yo me dije: “de hoy no pasa, yo voy a hablar con ella”. Y así hice, en el camino de regreso, yo me acerque y le hice una invitación para que ella fuera a la iglesia a buscar una solución para su vida y le dije: su hijo puede ser curado. Pero ¿saben cuál fue la reacción de ella?

Comenzó a gritarme diciéndome que ella ya tenía su religión y que no le fuera  a hablar de otra iglesia, pero todo eso a los gritos…

Como pueden imaginar, aunque hice lo correcto, me sentí muy avergonzada, pues las personas me miraban y ni se lo que pensaron que le dije a esa pobre mujer. Pero dentro de mí quedé en paz, sabía que había hecho lo que Dios quería.

Es muy triste cuando vemos a las personas sufrir, conocemos la solución para la vida de ellas, pero ellas mismas se rehúsan a aceptar. Prefieren seguir en el fondo del pozo antes que renunciar a la religiosidad y abrir su mente y corazón para Aquel que le puede salvar, el Señor Jesús.

Pero eso no me hizo desistir de evangelizar, porque algunos no acepten las buenas nuevas del evangelio, no significa que vamos a callarnos y dejar de esparcir el bien.

Esa no fue la única vez que recibí un “no”, muchas otras veces las personas no quisieron oír, cerraban la puerta en nuestra cara, se burlaban, hacían de cuenta que no oían, etc.

Mientras tanto debemos seguir haciendo lo que el Señor Jesús nos enseñó. Claro, siempre con educación, nunca queriendo impones nuestra fe a nadie ni faltando el respeto a la creencia de cada uno.



“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.” Mc 16.15


Que cada una pueda contribuir y hacer su parte. Y usted, ¿ya paso por algo semejante? ¡Cuéntenos!

Lea aquí los posts anteriores.


continue reading

jueves, 28 de septiembre de 2017

Mi historia 13 – "La maravillosa y grata noticia"



 Como les conté en el post anterior, yo había recibido el Espíritu Santo y estaba luchando para ser obrera. No era fácil ser colocada en la Obra de Dios, teníamos que probar que realmente queríamos eso. No era un juego o un simple deseo momentáneo, era algo serio y yo tenía conciencia de eso.
En febrero de 1994 fui levantada a obrera. Como era consciente de la gran responsabilidad que recibí, tuve que hablar con mi padre. Aunque tenía 18 años en aquella época, yo vivía con ellos y les debía respeto y obediencia, tenía que comunicar mi decisión. Yo ore antes de conversar con él el, y un día que fue a llevarme a la escuela, aproveché que estábamos solitos y le dije: “Padre, seré obrera de la Iglesia”. Como él no iba a la Iglesia, no sabía lo que eso significaba, entonces le expliqué: “voy a ayudar en las reuniones y tendré que participar de todas las vigilias, pues asumí una responsabilidad y no voy a fallar”. Al instante él me respondió: “si eso no va a estorbar en tus estudios, todo bien”. Que alivio sentí ¡Dios preparó todo!

Me gustaba mucho atender y evangelizar. Me acuerdo que iba al hospital de SIDA a orar por los enfermos, iba a las casas a rescatar a aquellos que se habían alejado de la Iglesia, también tenía un trabajo fuerte en la obra social, distribuía ropa y alimento y siempre ayudábamos.
El pastor siempre nos enseñaba que teníamos que llorar por las almas y nuestro amor por ellas aumentaría, y yo hacía eso.
Los domingos por la tarde yo no salía con Joaquín, siempre iba a evangelizar, él me llevaba a la Iglesia y me decía que me esperaría en el auto. Al final eso nunca acontecía, el Espíritu Santo siempre lo incomodaba y él acababa por siempre ir a evangelizar también. Un tiempo después, en la semana del Espíritu Santo, él fue bautizado y en Abril fue levantado a obrero.
Yo estaba muy feliz y agradecida con Dios, los dos estábamos en la misma fe y sirviendo a Dios.
Nuestro tiempo libre era dedicado a la Iglesia, nos sentíamos realizados ayudando a las personas. Él era un obrero bendecido, al tiempo él recibió responsabilidad en la Obra y eso me dejaba muy feliz.

Aunque muchos en la Iglesia sabían que nosotros éramos novios, pues habíamos llegado a la Iglesia siéndolo, nosotros manteníamos discreción.
 No andábamos de manos tomadas adentro de la Iglesia, ni quedábamos conversando, fue por eso que nuestro noviazgo siempre fue respetado.
Nunca nos llamaron la atención por actuar de forma inadecuada, pues siempre cuidamos de dar buen testimonio y agradar a Dios con nuestro noviazgo.
Nuestro placer en servir era verdadero y no me imaginaba más haciendo cualquier otra cosa, Dios me había llamado.
¿Y usted tiene el deseo de ser útil en la Obra de Dios? ¿Qué piensa hacer en favor de los que sufren?
En el próximo post hablare de una situación vergonzosa que viví ¡Aguarden!




continue reading

lunes, 18 de septiembre de 2017

Mi historia 12 – “La demora para recibir el Espíritu Santo”

-->


El pastor siempre buscaba el Espíritu Santo en las reuniones, y cierta vez mientras íbamos a evangelizar, una obrera comenzó a hablar sobre el tema.

Yo me interesaba, pero ni lo creía posible ¿Cómo algo tan Santo y Puro habitaría dentro de mi, tan falla y pecadora? ¿Cómo era posible hablar en lenguas extrañas como el pastor? Eso era algo realmente sobrenatural y con certeza para personas muy especiales ¿Cómo eso sucedería conmigo?

Aquí estaba la respuesta al porqué aún teniendo más de un año de Iglesia, ¡yo aún no era bautizada con el Espíritu Santo! ¡Simplemente porque yo no creía!

Cuando no creemos en algo ¿Cómo vamos a alcanzarlo? Yo sólo puedo recibir si yo creo; si no hay fe, no hay milagro.

Yo necesitaba entender cómo acontecería, cómo Dios lo haría, yo sólo necesitaba creer y dejar mis emociones de lado.

De una cosa yo estaba segura, yo necesitaba de un Salvador, sin El yo seguiría perdida. La Palabra era bien clara:



“Jesus respondió : De cierto, de cierto os digo, quien no naciere del agua y del Espíritu, no entrará en el reino de Dios.” Juan 3.5


De nada servía estar dentro de la Iglesia y seguir fuera del Reino de Dios. Yo ya me había bautizado en las aguas, pero yo no había nacido del Espíritu.

Cuando creí que era posible para todo aquel que cree, vi mi necesidad y me propuse a buscarlo con todas mis fuerzas.

Recuerdo que ayuné, ore, yo quería mostrar para Dios que lo quería de verdad y más que cualquier otra cosa.

En el verano de 1993 fuimos de campamento, en las vacaciones siempre íbamos con mis padres a algún lugar pero ese año fue diferente, yo no me iba a desviar de mi objetivo. Recuerdo que me despertaba todos los días a las seis de la mañana e iba a la playa aún desierta a buscar el Espíritu Santo solita.

El pastor realizaba una reunión todos los domingos a las dieciochos horas para obreros y candidatos, la cual yo participaba. En Septiembre en una de esas reuniones, mi respuesta llegó ¡Algo sobrenatural aconteció y yo recibí el Espíritu Santo! Una paz inmensa invadió mi ser, una alegría, una fuerza extraordinaria. A partir de aquel día yo tuve certeza de que Dios era conmigo, ¡ya no estaba más sola! ¡Que maravilla!

Esa era la mayor señal ¡la certeza!

Yo estaba tan feliz, me sentía súper poderosa jajaj.

Con el Espíritu Santo en mi vida todos los complejos acabaron, todos aquellos sentimientos negativos acerca de mí misma desaparecieron. Nunca más tuve “problemas” con mi cuerpo, ya no me sentía inferior a las demás personas. Mi interior fue transformado.

El deseo de servir a Dios nació, aquella joven que antes no quería ser obrera, ahora deseaba ser usada en Su Obra. Claro que ni imaginaba ser esposa de pastor, yo quería apenas servir como obrera y ayudar a las personas.

Además de participar los domingos por la mañana, yo continué participando en la reunión de las dieciocho horas ¡yo quería más!

En el próximo post hablare de cuando fui levantada a obrera. 


Y usted ¿ya fue bautizada con el Espíritu Santo? ¿Qué está haciendo al respecto?




continue reading

jueves, 14 de septiembre de 2017

Mi historia 11 – "Yo no quería ser obrera"



Yo siempre iba a la Iglesia con mi madre, mi hermana y mi novio. Ya teníamos casi un año frecuentando, pero yo siempre decía que no quería ser obrera.
Yo estudiaba y pensaba que si ayudaba como obrera, yo necesitaría de mucha disponibilidad de tiempo y que no podría  cumplir con mis estudios.
Tampoco participaba de ningún grupo en la Iglesia, ni al grupo joven, ni en la evangelización.
Pero pasando un tiempito, comencé a involucrarme más, me gustaba mucho ir a la Iglesia. Entonces en las vacaciones de 1992 me uní al grupo de evangelización e íbamos a hablar de Jesus por las calles. Yo prestaba atención a lo que decían las obreras para aprender.
Íbamos a donde estaban las prostitutas para hablarles de Jesus, también anunciábamos las buenas nuevas a los mendigos y a todos los que veíamos andar por las calles.

Cierta vez el pastor me preguntó: “¿Estas firme mi hija como las murallas de Jericó?” Yo nunca había escuchado hablar de Jericó, ¿Qué sería eso?; pero pensé que si son murallas deben ser fuertes Jajaja, entonces respondí “si señor”; el pastor dio una carcajada y se retiró kkkk. Después cuando leí sobre las murallas de Jericó que Dios había derribado para hacer que Su pueblo pase y conquiste la Tierra Prometida, me sentí muy avergonzada por la respuesta que había dado, rsrsr, pero no había más nada que hacer. Ahora es motivo de risa, hasta escribiendo sobre eso no puedo contener la risa, pero no fue así en aquella época.
Es triste cuando no conocemos la Palabra, ¡quedo pensando en los millares de personas que viven engañadas por no tener conocimiento de la Verdad! Por eso la importancia de anunciarlo a los que más podamos.
Todo estaba yendo bien, pero algo importante e imprescindible me faltaba, hablaré de eso en el próximo post.

Y usted ¿ya cometió alguna falla por no conocer la Palabra de Dios? ¿Ya pasó vergüenza como yo? ¡Comparta con nosotros!



continue reading

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...