jueves, 24 de septiembre de 2015

¿Cuál de los tres es usted: Marta, Lázaro o Maria?




Hola queridas, ¿todo bien? Ya empezamos el Ayuno de Daniel y que maravilla, pues tengo la certeza que este Ayuno hará la diferencia en la vida de muchas personas, yo creo, ¿y usted?

Estuve meditando en esos tres personajes de la Biblia y percibí que podemos ser uno de los tres. ¿Y usted, cual será? Lean conmigo:

*Marta: es aquella persona que hace mucho, se ocupa con muchas cosas y lo hace para no perder la posición, para llamar la atención, para esconderse por detrás de lo que hace, pero no se preocupa con la buena parte, en buscar la comunión con Dios, en estar en sintonía con Él y aun critica quien no es como ella, o sea, que hace mucho también.  Pero Marta, por no estar en comunión con Dios, no entendía las cosas del Espíritu, como vemos cuando su hermano Lázaro murió. Jesús dijo claramente que su hermano resucitaría y ella no entendió: Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano resucitará. Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día final.” Juan 11:21-24

Y cuando Jesús iba a resucitarlo, aun contestó cuando Él pidió que quitase la piedra del sepulcro. Lo peor de todo es que aun llevó un regañito de Jesús: “Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque lleva cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?” Juan 11:39-40. Eso es lo que acontece cuando no estamos en Espíritu. No entendemos la voz de Dios y por no entender las cosas de Dios, acabamos criticando y actuando errado. Por eso vemos tantas personas criticando los propósitos de la Iglesia e incluso el Godllywood, pues están apenas “haciendo” y no siendo. No consiguen ver las maravillas de Dios.

*Lázaro: es aquella persona que oye todo, está en la Iglesia pero no tiene mucha expresión, no quiere participar de nada. En la Biblia no vemos muchos relatos sobre Lázaro, solamente que se asentaba en la mesa con Jesús, se enfermó y murió. O sea, hay muchas jóvenes así también, que solo se sientan en la mesa con Jesús, participan en las reuniones de la Iglesia y solo hacen lo que tienen que hacer. Pero cuando viene una enfermedad (una lucha, un desierto, una dificultad) no tienen fuerzas para enfrentarlas y acaban muriendo y solo Jesús puede resucitarlas.

*Maria: es la persona que hace la diferencia. Es la que busca la buena parte, es humilde, quiere aprender más de Jesús, quiere estar en comunión con Él y por estar en sintonía con Dios, oye su voz y la entiende. Es la luz que brilla, el fuego que arde. Es la joven que no solo hace, pero también es! Y mientras más estamos en comunión con Dios, más tenemos de ese buen perfume que Maria derramó en los pies de Jesús: “Seis días antes de la Pascua fue Jesús a Betania, donde estaba Lázaro, el que había estado muerto y a quien había resucitado de los muertos. Y le hicieron allí una cena; Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la mesa con él. Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume.” Juan 12:1

Aquí podemos ver la diferencia de los 3. Marta continuaba “sirviendo”, Lázaro, sentado a mesa, pero Maria hizo algo diferente, algo que llamó la atención de Jesús. Derramó SU perfume a los pies de nuestro Salvador. Ella tenía ese perfume, era de ella. Ese acto llamó tanto la atención que fue relatado aun antes de contar toda la historia, lea en Juan 11:2.

Que maravilla amigas. Mientras más comunión tenemos con Jesús, más fuerte y oloroso se queda ese perfume y mientras más fuerte, más perfumado se queda la casa y esa fragancia llena TODA la casa. Y ese perfume es el que debemos exhalar, y no solo dentro de la Iglesia, pero principalmente afuera, para aquellos que aun no conocen a Jesús. Y ese perfume es el Espíritu Santo en nosotras. Estamos en el Ayuno de Daniel la oportunidad de oro que Jesús nos dio para que nos tornemos como Maria del siglo 21, para que nuestra comunión con El se estreche y podamos tener oídos para oírlo. Aproveche este Ayuno, entréguese de verdad y sea bautizada con el Espíritu Santo. Yo creo en eso, ¿y usted? Seamos Marias del siglo 21. Un beso grande a todas y nos vemos semana que viene. 

Juliana Furucho

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