viernes, 8 de mayo de 2015

Yo sólo pensaba en ponerme de novia


“Señora Tania,
Me gustaría contar mi historia para que usted pueda ayudar a más obreras que están pasando por la misma situación.
Yo era una obrera dedicada, palo para toda obra, hacía de todo para agradar a mi Señor, era llena del Espíritu Santo, vivía una vida recta delante de Dios. Era vigilante, yo vestía la camiseta.
Hasta que desvié mi foco de Dios para mi vida sentimental, el diablo conocía mi debilidad y dónde él podría derrumbarme, y en la primera oportunidad que le di, él entró en mi cabeza. Ya no leía más la Biblia, no oraba, sólo pensaba en ponerme de novia, quedar soltera ya era algo que me incomodaba.
Comente a noviar y fue ahí que vino el pecado ¡AAhh cómo es amargo!
 Me sentí tan mal, el vacío volvió, las acusaciones, la tristeza, los llantos sin explicación, pero mi orgullo no dejaba pedir ayuda; entonces no confesé. El diablo se ubicó y estableció en mi vida, yo tenía vergüenza de lo que iban a pensar y de lo que las personas creerían de mí. Tenía miedo de perder mi uniforme, pero al mismo tiempo no quería usarlo. Tenía miedo de trabajar en las liberaciones y de ser avergonzada. La depresión de la cual había sido liberada cuando llegué a la iglesia había regresado, y pasé un tiempo así.
Tuve una semana en el que usted posteó aquí en su blog sobre el pecado y citó al rey David, habló sobre abandonar el error y comenzar de nuevo. Eso me marcí mucho, Dios estaba hablando conmigo tanto en su blog como en la misma iglesia.
El pastor pasó la semana predicando cosas como: “Si usted tiene un título, no tenga miedo de perderlo, cuide su salvación” y eso era para mí, entonces decidí entregar en las manos de Dios y contarle al pastor. Entregué mi uniforme y sentí un peso saliendo de mi espalda, estaba libre de la acusación y de la culpa, y fue eso lo que me ayudó a recomenzar.
Hoy estoy libre del pecado y de las acusaciones, soy sellada y llena de Dios, mi vida cambió, soy candidata nuevamente, pero lo mejor de todo es la certeza de la Salvación.
El objetivo de lo que conté es alertar, pues sé que  muchas obreras pasan por eso, el apego al título, pero ningún título es más valioso que el de ser hijo de Dios,  acostarse y poder dormir, tener la consciencia tranquila sin acusaciones y saber que el diablo no tiene dominio sobre usted, que Dios siempre estará con usted para darte una segunda chance.
Un abrazo.”

Me gustaría agradecer a la amiga que nos mandó este relato con la intención de ayudar a todas.
Queridas, cuidemos de la salvación, pues ella es lo más importante y valiosa que cualquier otra cosa
¡Esté alerta!




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