miércoles, 7 de octubre de 2015

¡Madre con dominio propio!


Hola queridas, ¿todo bien? Continuamos en esta búsqueda de aprendizaje hasta que hagamos todo con excelencia...
Para eso tenemos que estar dispuestas y decididas a esos cambios, y creo que ustedes están así como yo, si no, ¿no estamos aquí para reconocer y ver nuestra necesidad?
El crecimiento de los frutos del Espíritu  en nuestra vida están apoyados a una serie de factores.
Cuando la vida con Dios comienza, verificamos que el fruto es como un racimo de uvas, cada baya es perfecta pero todos en un mismo racimo.
Así, cuando el amor comienza a crecer, la paz, la alegría y la bondad se desarrollan también. Y paralelo a esos valores crecerán la templanza o el dominio propio.
El crecimiento del Espíritu depende de si queremos crecer y estar sujetas a esos cambios, no siempre serán confortables pero sí muy productivos.
Pero tenemos que tener en consideración a un pormenor, ninguna suma de esfuerzos nos ayudarán a desarrollar esos nuevos frutos si no andamos en el Espíritu, pues ellos son "frutos del Espíritu".
Con tantas situaciones difíciles no siempre practicamos ese fruto, y ustedes tal vez se pregunten ¿nosotros podemos controlarnos? ¿o existe alguna parte de nuestra vida que no podemos gobernar?
En 1 corintios 6:12 "«Todo me está permitido», pero no todo es para mi bien. «Todo me está permitido», pero no dejaré que nada me domine."
El dominio incluye el control en relación a todas las circunstancias, de nosotras mismas y de nuestros hijos.
Ya atendí madres que en el momento de decidir y tomar una actitud en relación a su hijo no supieron usar ese don y adelante cosecharon graves consecuencias.
Con dominio o templanza podemos hacer las elecciones ciertas y gobernar nuestros pensamientos e impulsos.
La libertad de elección es un privilegio nuestro, lo que desarrolla su carácter.
Ayude a sus hijos (as) sin dejar de ejercer el dominio propio y templanza, eso no significa que tenga que pasar la mano en la cabeza o acordar con actos que van en contra de su conducta, valores y principios. En ningún momento puede ceder al valor de su palabra, pues nunca se olvide que ella no vuelve vacía, sino que prospera para lo que es designada.
Hoy su hijo (a) podrá no gustarle, pero más adelante se lo agradecerá.
Tenemos que aprender a ser mansas, sin callarnos. Debemos mantener siempre abiertos los canales de la comunicación y discutir los problemas con templanza.
Que nuestros frutos sean reales, pues así se podrán reproducir.
Gobiérnese a sí misma, para después "gobernar" a sus hijos (as).
Si le ayudó, o se identificó con algo que comenté, o si tuvo alguna experiencia que le faltó ese dominio propio comparta aquí con nosotros.
Siéntase a voluntad para dejar aquí temas que le gustarían ser abordados, pero en relación a los padres e hijos.
Besos dulces.


Cátia Rubim

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