La restauración de las puertas

¡Hola queridas! Hoy hablaremos de algo que a lo largo de nuestra vida hemos hecho, abrir y cerrar puertas; pero ahora en nuestra caminata con Dios pararemos a analizar las puertas que aún mantenemos abiertas y que ya deberían estar cerradas, ¿no es cierto?

Curiosamente, la prioridad en la restauración de las paredes son las puertas. Si las paredes hablan de nuestra personalidad como un todo, hay varios elementos contenidos en el mismo entre los cuales está la voluntad, que es el factor determinante en cualquier obra de restauración, liberación o cura.

Las puertas son un lugar donde ejercemos nuestra autoridad, manifestamos nuestra voluntad, hacemos nuestras elecciones y tomamos nuestras decisiones. Ellas necesitan ser restauradas. El diablo no consigue obligarnos a hacer nada, cuando le decimos que no. Nosotras tenemos libre voluntad, y cuando decidimos decir no al diablo, es no mismo, y cuando decidimos decir sí a Dios, es sí mismo. Está ahí la importancia de la restauración de la voluntad, pues si ella esta libre, la carne puede apelar, el mundo puede poner en práctica su fascinación, el diablo puede intentar, pero no conseguirá postrarla delante de la carne, ni del mundo, ni del diablo. Y ante una decisión con voluntad, nada tendrá el poder de disuadirla.

Una voluntad inconstante es vulnerable a los más diversos ataques, por eso una voluntad restaurada encuentra armonía con los propósitos de Su creador y resiste todo ataque.

Hay muchos hijos de Dios con su voluntad debilitada. No se ponen firme ante una decisión tomada. Son inconstantes en sus caminos, inseguros, indecisos. No saben lo que quieren, son vacilantes, tienen una voluntad débil, prisionera. Pero más allá, el Espíritu está en nosotros, para ayudarnos a restaurar las puertas de nuestra alma ¡Basta de aflicción y vergüenza! ¡Basta de cadenas en el alma!

Levantémonos ahora, pues podemos decir no al diablo, al pecado, a la carne, al mundo, a la depresión, a la angustia, al miedo, a la inseguridad, a todo enemigo intruso, porque el Espíritu Santo está con nosotros y nos conducirá a la victoria. 

Él nos ayudará a restaurar esa área de nuestra alma: la voluntad. Aclaro que esa obra será un proceso, como ya he hablado otras veces. Ella no sucederá de la noche para la mañana, persevere. Hay enemigos que se habituaron a vivir con nosotras,  en nuestra alma, por muchos años, y la expulsión y limpieza de la suciedad que dejarán atrás exigirá perseverancia.

 Por ejemplo, si el miedo te acompañó durante años, y de repente dices:  «miedo, no te daré más lugar en mi vida. Retírate de mí».Al principio él intentará resistirse, como si dijera « ¿Qué es eso? Vivo contigo hace tantos años y ahora me echarás: Seguro estas bromeando».

Es ahí que tendrás que aprender a ejercer con firmeza tu autoridad contra él y demostrar que estas queriendo decir lo que has dicho. Tus pensamientos son restaurados, pasando del miedo a la seguridad de Dios. Confíe, persevere, pues puede llevar algún tiempo, hasta que renueves tu mente y ejerzas con firmeza la autoridad sobre todo miedo u cualquier otra área y así no le des más guarida.

Otra cosa a recordar es que el Espíritu Santo nos ayudará, Él no hará la obra solo.

Yo misma tuve que cerrar las puertas en mi vida con violencia, pues estaban persistiendo en querer permanecer abiertas, parecían estar ya arraigadas, algo que parecía normal, aprendí a convivir con ellos, pero una vez que detecté a esos intrusos, los expulsé con toda violencia, hoy mirando para atrás siento "rabia" de todos ellos que por tanto tiempo me habían esclavizado.

Pero las Buenas Nuevas es que aún estamos a tiempo de disfrutar todo aquello que Dios tiene preparado para nuestra vida, entonces vamos a detectar a los intrusos que aún están esclavizandonos, y con violencia los expulsemos, y así seremos verdaderamente libres de las cadenas que nos aprisionaban.

Si te ayudó, deja aquí tu comentario.

Y después quiero leer testimonios, ¿Ok?

Besitos dulces

Cátia Rubim