Dando continuidad al post de
la semana pasada, un tema que lo veo de suma importancia, es que muchas sin
darse cuenta han estado esclavizadas a causa de aquellos sentimientos ¡Vamos
por un basta!
"Amado, yo deseo que tú
seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu
alma." (3 Juan 1:2)
Reflexione en este pasaje
cuidadosamente. Dios desea bendecirnos más de lo que nosotros deseamos ser
bendecidos, pero Él también nos ama lo suficiente para no
bendecirnos más allá de nuestra capacidad de administrar las
bendiciones de manera apropiada y continuar glorificándolo.
Los celos, la comparación, la
envidia hacia los demás muestran falta de madurez espiritual.
Eso pertenece enteramente a
la carne y no tiene nada que ver con las cosas espirituales, y es una de las
principales causas de vivir en el desierto.
Preste atención a sus
pensamientos en ese área.
Al reconocer los patrones de
pensamientos equivocados, dígase a sí mismo: "¿De qué sirve ponerme celosa
de los otros? Esto no me dejará ser bendecida. Dios tiene un plan individual
para cada una de nosotras y confiaré que Él hará lo mejor para mi."
No tenga miedo de ser honesta
con Dios acerca de sus sentimientos. De todas formas, Él ya sabe cómo te
sientes, entonces puedes hablar con Él sobre eso.
¡¡Una persona que alimenta
esos sentimientos vivirá una vida luchando para ser alguien o hacer algo que
nunca logrará!! Será una persona frustrada y amargada, porque aún no
se habrá dado
cuenta de su propio valor, ni habrá explorado sus talentos, pues habrá dado
tantas vueltas en el desierto comparándose con los demás que aún no habrá
entendido que ella es única así, y acabará por no ver lo que Dios tiene para
ella, ¡¡porque queda mirando lo que la otra tiene o hace!!
Aunque hagamos algo muy bien,
siempre aparecerá alguien que podrá hacerlo mejor. Y si eso es
cierto, entonces ¿cuál es el sentido de luchar toda nuestra vida para
pasar por delante de otra persona?
Tal vez hayas mantenido una fortaleza
mental por mucho tiempo en esa área. Cada vez que encuentras a alguien que
parece superarte, ya sientes celos, envidia o deseo de competir con ella.. Si
es así, te exhorto a tener una nueva mentalidad.
Ajusta tu mente para ser
feliz por los otros, y confiar en Dios con respecto a ello.
Debemos alegrarnos por las
victorias de los demás y ser las propias motivadoras para que crezcamos todas
juntas.
Yo vibro con las conquistas
de mis compañeras y ¡el éxito de ellas me hace feliz! Y me motiva a ser como
ellas y a no tener envidia o celos ¡Pienso que por tener esa mentalidad es que
tengo taaaaaantas amigas! jiji...
No desistas de pensar de esa
forma, llevará algún tiempo y perseverancia, pero cuando aquella vieja
fortaleza mental sea destruída por la palabra de Dios, estarás en el camino de
salida del desierto y en la entrada a la tierra prometida.
Tu que piensas y actúas de
esa forma; comienza a elogiar e incentivar a quienes nos rodean, ¡y verás la
verdadera libertad ser derramada sobre ti! Al final, esos sentimientos sólo nos
aprisionan y esclavizan, ¡pero conseguiremos ser libres de verdad!
Yo
ya colocaré eso en práctica... Diciéndoles a todas ustedes que están dispuestas
a este cambio, que lo conseguirán y lo sobrenatural de Dios será derramado
sobre sus vidas y alcanzará todas las áreas.
Si
te ayudó, deja aquí tu comentario y comparta su testimonio con nosotras. Al
final, vibraremos con sus conquistas las unas de las otras, ¿no es así?
Besitos
dulces
Catia
Rubim
3 comments:
Siempre ago eso Sra y es muy bonito sentir aquella alegría por kien esta a nuestro alrededor y prospera es compartir la felicidad, alegría verdadera
que motivador sus palabras... no lo había pensado pero es verdad , suelo experimentar esa alegría de ver conquistas ajenas pero siempre es bueno fortalecer.
Este Post es muy interesante, porque explica como tantas veces no reconocemos nuestro valor por el simple hecho de quedar mirando las conquistas de los demás, y lo que debería ser un motivo de alegría mutua lo convertimos en una herramienta para el mal sembrar dentro semillas que darán frutos malos: celo, envidia, etc. Y lo peor de todo es que cuando esto acontece nos olvidamos de que Dios no se agrada de ese tipo de sentimientos que no nos llevan a conquistar nada, todo lo contrario! son sentimientos que dejan a la persona dando vueltas en el desierto y no avanza. Por eso, nuestra mentalidad debe ser diferente!
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