¿Por qué vivir en la ilusión, cuando
podemos tener una vida de verdad?
No son pocos los que les gusta aparentar
lo que no son en realidad, viviendo una fantasía.
El mundo del “haz de cuenta” puede parecer
divertido para algunos, pero es imaginario, falso y por eso es sin ningún
fundamento.
Así funciona el mundo del hace de cuenta:
· Hace de cuenta que es espiritual, cuando
en la realidad es carnal y tiene un comportamiento indebido
· Hace de cuenta que es humilde, pero en la
realidad es orgullosa y no acepta ser enseñada
· Hace de cuenta que tiene buenas
intenciones, pero en su interior es mal intencionada
· Hace de cuenta que tiene interés por las
cosas de Dios, cuando en la realidad le gustan los placeres de este mundo
· Hace de cuenta que respeta a los padres,
pero hace todo lo contrario a lo que ellos le orientan
· Hace de cuenta que es dedicada y
trabajadora, solamente cuando le conviene o para aparecer
· Hace de cuenta que Dios es el primero en
su vida, pero en la realidad Él es el último de la lista
· Hace de cuenta que no le gustan las cosas
erradas, pero ella siempre las está cometiendo
· Hace de cuenta que es feliz, siendo que su
interior está despedazado y amargado
· Hace de cuenta que hace la obra de Dios
sin intereses personales, pero en el fondo existen segundas intenciones, el
foco es ella misma
· Hace de cuenta que es cristiana, mientras
vive en la desobediencia, sin practicar la Palabra de Dios.
Como ven, el mundo del “haz de cuenta” es
peligroso y engañador, no lleva a la persona a ningún lugar.
Líbrese de ese peso, viva una vida real
sin máscaras, sin fingimientos, es lo que Dios quiere de usted.
Tome su decisión ahora y verá que valió la
pena.
“Jamás habitará bajo mi techo nadie que practique
el engaño; jamás prevalecerá en mi presencia nadie que hable con
falsedad..” Salmos 101:7
Hola !!! Buen día ,gracias por la preocupación que usted tiene con todas nosotras .
ResponderEliminarMuy fuerte Señora, solamente uno vive en el engaño, cuando aún no conoce al autor de la Verdad que es nuestro Señor Jesucristo.
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