La
sal es un condimento que forma parte de nuestra alimentación diaria. ¿Quién puede
disfrutar de un bistec u omelet sin sal? Esto es un poco difícil… El detalle es
que tenemos que consumirla con moderación, como todo en la vida.
Pero tenemos al alcance varios tipos de sal.
Hay dos formas de sal disponibles en
el mercado: refinada y no refinada.
La sal refinada ha tenido sus minerales eliminados y se ha blanqueado. La sal
refinada se ha blanqueado y expuesto a muchas sustancias químicas con el fin de
conseguir su producto final. Muchos consumen sal refinada por medio del consumo
de alimentos procesados, comidas
rápidas y los alimentos enlatados.
Sal
natural sin refinar, por otro lado es buena y proporciona muchos beneficios.
Por ejemplo, el sodio es un elemento esencial requerido por el cuerpo para
mantener los niveles de líquidos y proporcionar canales para las señales
nerviosas. Sin cantidades adecuadas de sodio, su cuerpo puede tener dificultad
para enfriamiento después del ejercicio o actividad intensa.
Verifique
si la sal que consumes ha sido expuesta al refinamiento y blanqueamiento o si
contiene aditivos. La mejor manera es leer el rotulo, y observa el color. Si
está perfectamente “blanca” es muy probable que haiga sido procesada.
La
sal recomendada es sal marina, existe una marca (mi favorita) con nombre de
“Celtic Sea Salt”. Ella no ha sido expuesta a cualquier tipo de refinados o
blanqueamiento. Cuando necesario puedes usar un moledor para obtener una
textura más fina. Otra opción puede ser la sal del Himalaya que tiene un color
rosado que muchos llaman el oro blanco, porque es una de las sales más puros
que se encuentran en la tierra. Es alta en la pureza y en minerales.
Recuerde
que el exceso de sal puede aumentar el riesgo de ataques de corazones y
accidentes cerebro-vasculares. Se recomienda consumir 2000 mg de sodio o 5
gramos de sal por día ")
Cecilia Fernandes
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