El silencio es un momento de gracia vivificante, en que la criatura se calla, pero el espíritu habla.
Callar sobre su propia persona, ES HUMILDAD
Callar sobre los defectos de los otros, ES CARIDAD.
Callar cuando se está sufriendo, ES HEROÍSMO.
Callar durante el sufrimiento ajeno, ES COBARDÍA.
Callar delante de la injusticia, ES DEBILIDAD.
Callar cuando otro está hablando, ES DELICADEZA.
Callar cuando otro espera una palabra, ES OMISIÓN.
Callar y no hablar palabras inútiles, ES PENITENCIA.
Callar cuando no hay necesidad de hablar, ES PRUDENCIA.
Callar cuando DIOS nos habla al corazón, ES SILENCIO.
Callar delante del misterio que no entendemos, ES
SABIDURÍA.
Necesitamos saber dosificar, las horas en que debemos
callar y los momentos que necesitamos hablar.
Hablar es plata y Callar es Oro…
Autor Desconocido
“Por esto, mis amados
hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para
airarse.” Santiago 1:19
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