Cuando
nuestros familiares tomaron conocimiento de que estábamos yendo a la Universal,
una gran persecución se levantó contra nosotros.
Recuerdo
bien a mis tíos, hermanos de mi madre, ir a mi casa y hablar muchas cosas para
que ella desistiera de ir a la iglesia.
Como
pertenecientes a una familia muy religiosa y llena de tradiciones, para ellos
era una falta de respeto que alguien rechace las enseñanzas recibidas de los
padres y abuelos, y comenzar a practicar algo totalmente diferente ¡Era una
real traición!
En la realidad, lo que ellos no
conseguían ver era la ignorancia espiritual en que vivía. ¿Pero cómo hacerlos
entender eso?
La religión hace eso con las
personas, ellas quedan esclavas de las costumbres, presas a las enseñanzas
ancestrales que no tienen base bíblica, pero que para ellas es todo. Aquello
queda tan enraizado en ella que no permite evaluar el origen o fundamento de
todo lo que aprendieron ¡Es aquello y punto final al párrafo! No hay lugar para
cuestionamientos.
Yo quedaba sólo escuchando, como
adolescente no interfería, pero mi madre se mantuvo firme en su elección. Ella
tenía paciencia para explicar según la Palabra de Dios, en aquello que era
confrontada, aunque sin éxito. Ellos ni se esforzaban para entender, ¡siempre
repetían las mismas cosas!
Todos quedaron contra ella, ¿cómo
podía negar todo lo que los padres le enseñaron, negar la religión de la
familia, abandonar todas las tradiciones? Eso era un absurdo sin precedentes,
pensaban ellos.
Por eso es que, quien acepta al
Señor Jesús en su vida, con certeza va a ser perseguida y hasta calumniada,
pues el mundo no acepta la Verdad, el mundo está preocupado con las
apariencias, no en conocer la verdad del Evangelio ¡Si tan solo leyeran la
Biblia!! Pensaba yo.
Para fortalecer aún más su postura,
mis tíos hicieron que la noticia llegara al tercer hermano, un tío que vive en
Brasil. Ese tío mío llamo para mi madre con la intención de “abrir los ojos de
ella”. Él decía que la iglesia en Brasil no era bien vida (en aquella época) y
que ella tenía que abandonar la Universal con urgencia. Ellos hicieron de todo
para “guardar” las costumbres de la familia y según ellos no tendrían una
hermana hereje. Creo que pensaron “la unión hace la fuerza”, si nos unimos
contra ella, entonces desistirá de esa idea.
Claro que eso jamás sucedió y ellos
fueron los que desistieron de perseguirla. Mi padre tampoco simpatizaba mucho
con la Iglesia, pero nunca nos prohibió frecuentar.
Amiga, si usted está sufriendo
persecución por causa de su fe, ya sea en su casa, en la escuela o en el
trabajo, manténgase firme con el Señor Jesús. No entre en discusión con las
personas, apenas dé buen testimonio y ore por ellas. Sea fuerte y no permita
que las persecuciones la separen de la presencia de Dios.
¿Alguna de ustedes ya pasó o está
pasando por una persecución?
En el próximo post les contaré lo
que sucedió con Joaquim, nosotros seguíamos siendo novios, pero él aun no iba a
la iglesia.
0 comments:
Publicar un comentario