foto: yo (izquierda) con mi hermana (derecha)
Hola
queridas, ¡hoy daré inicio a mi historia! Hablaré un poco de mi infancia para
que usted comprenda las situaciones que viví más adelante.
Recuerden
que no estaba aún en la iglesia, eso sólo sucedió a mis 16 años.
Yo recuerdo
que era una niña feliz, tenía una familia que me amaba y me cuidaba muy bien,
tenía amigos y no me faltaba nada, todo parecía estar en orden. Yo era una niña
normal que sonreía, jugaba bastante, me sentía amada y protegida.
Mientras
tanto, no todo era un mar de rosas. Mis padres tenían algunos problemas en su
matrimonio y eso me afectaba, no me gustaba verlos molestos. Eso me traía
inseguridad y miedo de que se separaran, en realidad sólo el hecho de pensar en
esa posibilidad me dejaba aterrorizada, no podía imaginar vivir sin uno de los
dos.
Cuanto comenzó
la fase de mi adolescencia, entré con miedo de expresarme delante de
desconocidos e insegura.
Parece que aquellos problemas me
habían afectado más de lo que yo podría imaginar, en la realidad ellos
comenzaron a influenciar en la manera que yo me sentía y en mi comportamiento.
Yo buscaba ser una niña obediente, era estudiosa, nunca les di trabajo a mis
padres.
Comencé a tener una postura de
“apaciguadora”, si ellos peleaban yo intentaba intervenir, calmar los ánimos y
mantener la paz.
Siempre hice de todo para ayudar
a mi madre, hasta en los quehaceres de casa, yo no quería verla triste, en lo
dependiera de mi ella no lo sería. Pienso que en mi subconsciente yo intentaba
compensarla.
Hoy sé que mis inseguridades y
miedos, que duraron hasta que conocí al Señor Jesús, resultaron de esa
situación. Sin saber, ¡yo estaba creando raíces!
Recuerdo que en los meses de
verano cuando íbamos de vacaciones eran mis preferidos, no sé por qué pero
durante ese tiempo las cosas mejoraban entre ellos, parecían más felices ¡Era
todo lo yo quería! Así la diversión era con fuerza, kkkk mi corazón quedaba más
sosegado y me sentía más segura.
Yo no sabía lidiar con los problemas, ningún niño sabe,
ella apenas intenta adaptarse.
Pero algo estaba listo para
comenzar dentro mío, lo que empeoraría la situación, ¡era como una nube negra
sobre mí! ¡La adolescencia no llegó solita!
¡Hablaré de eso en el próximo
post!
Yo con 2 o 3 años
Yo con 7 años
Doña Tania usted no cambio nada su fisico siempre su tierno mirar y su linda sonrisa..
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