Nos deparamos en estos versículos
con una conspiración asustadora, y más partiendo de los principales sacerdotes.
Hombres que servían a Dios, guiaban al pueblo y eran conocedores de las
Sagradas Escrituras, estaban planeando matar a dos hombres, al Señor Jesús y
Lázaro.
Ellos que tanto “defendían” la ley
dada por Dios a Moisés, ahora pretendían infringirla sin ningún remordimiento,
¿o acaso no decía la Ley “no matarás”?
Vemos que la fiesta de la Pascua
estaba próxima y muchos del pueblo ya habían llegado a Jerusalén para ser
purificados (Juan 11:55). Pero mientras el pueblo se santificaba, los
sacerdotes que debían dar el ejemplo, estaban maquinando algo terrible.
El miedo de perder el poder
religioso era tanto, que ellos estaban dispuestos a cometer un acto terrible
contra quien ellos consideraban una amenaza a sus propósitos.
Es muy triste cuando la persona
piensa que es espiritual, siendo totalmente carnal.
Y cuántas personas al sentirse
amenazadas de perder una responsabilidad, un título o una posición, comenzaron
a hablar mentiras, tener envidia, malos ojos, malicia y hasta difamar a
aquellos que ella cree que están ocupando un lugar que debería ser suyo.
Ellas comienzan a tramar el mal
contra alguien, cometiendo el mismo error de aquellos sacerdotes.
En ese momento aquello que ella siempre
condenó, pues es contra la Palabra de Dios, ahora en un momento difícil de su
vida, ¡ella lo está practicando!
Es fácil vivir la fe cuando todo
está bien, ¿pero cuáles son sus reacciones en los desiertos de la vida? ¿Usted
sigue la Palabra o actúa en la carne, olvidando la Ley de Dios?
Muchos piensan que van a conseguir
las cosas espirituales usando medios carnales, y eso es IMPOSIBLE.
No piense que perjudicando a alguien
y siendo injusta, usted conseguirá algo de Dios.
Debemos vivir lo que creemos y enseñamos,
eso vale para los momentos buenos y malos de nuestra vida.
¡Dios bendiga a todas!
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