“Absténganse de toda apariencia del mal.” 1 Ts 5.22
La
apariencia habla mucho por sí sola, y eso en relación con las personas,
lugares, comidas, etc.
Usted
ciertamente ya observó un plato de comida y dijo: “hum, tiene buena apariencia,
debe estar delicioso”, o entonces: “esa comida tiene un muy mal aspecto, no
debe estar buena”.
Aun sin
probar, solamente por la apariencia, usted consiguió darse cuenta si era buena
o mala. Aunque aquella impresión pueda no coincidir con la realidad, casi
siempre coincide.
Veamos el
significado de la palabra apariencia: Lo que se muestra a primera vista; exterioridad,
aspecto, probabilidad.
Cuando Dios
dijo que nos privemos de toda la apariencia del mal, significa que cuando
observemos la apariencia de las cosas y nos demos cuenta que aquello muestra no
ser bueno, entonces no debemos ni “probar”, ni querer experimentar o acercarse.
Vea que Dios dijo “absténganse de toda
apariencia del mal”, Él no dijo “absténganse
de todo mal”, pues si vemos que determinada persona, lugar o situación ya
aparenta maldad, ya debemos rechazar aquello antes de llegar al mal.
Voy a dar
algunos ejemplos
· Usted sabe que el muchacho que está
coqueteando con usted no es de su misma fe, entonces no le retribuya o comience
una relación, al saber que él no conoce a Dios usted ya debe rechazarlo antes
de aceptarlo y después sufrir.
· Todas sus amigas le invitan para ir
a bailar a los clubes, pero ¿será que usted no sabe lo que sucede en esos
lugares y que usted quedará allí vulnerable? ¿La apariencia es de bien o de
mal?
· Usted ve un grupito de personas
chismoseando, la mejor cosa a ser hecha es no juntarse con ellas, de otro modo
usted acabará haciendo lo mismo.
Lo mejor que podemos hacer es
siempre huir de todo aquello que aparenta ser malo y destructivo para nuestra
vida y para nuestra fe. Si no lo hacemos, acabaremos por cometer el mal y
desagradar a Dios con nuestras actitudes.
Y usted, ¿ ha huido de la apariencia
del mal?
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